El consumo de estos fármacos ha aumentado en los últimos años por la creencia de que son una alternativa mucho más segura, y con menos efectos secundarios, a las benzodiacepinas, sedantes y tranquilizantes que pueden provocar sedación diurna, dependencia y síndrome de abstinencia. Sin embargo, la BBC recoge que los investigadores de este estudio han informado que los posibles efectos adversos de los fármacos Z pueden ser peores. Pérdida de memoria y de equilibrio y fatiga, son algunos de los riesgos que cuestionan si sus beneficios valen la pena.
En la investigación han participado los investigadores de la Universidades de Connecticut y la Escuela Médica de Harvard, en Estados Unidos; y las universidades de Plymouth y Lincoln, en Reino Unido. Todos ellos, para sus conclusiones, compararon la efectividad de los fármacos Z con los placebos y englobaron a casi 4.400 participantes de los diferentes países. Los resultados incluyeron el repaso de estudios tanto publicados como no publicados presentados a la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos, para la aprobación de nuevos productos.
De esta manera, los resultados mostraron que "una vez que se descarta el efecto placebo, el efecto del fármaco es de importancia clínica cuestionable", explicaron los autores. "Nuestro análisis mostró que los fármacos Z sí reducen la duración del tiempo que le lleva a una persona quedarse dormida, tanto subjetivamente como medido en un laboratorio de sueño", explicaba el profesor Norishan Siriwardena, principal autor del estudio, "Pero casi la mitad del efecto del fármaco se debió a la respuesta placebo".
"En los ensayos no hay evidencia suficiente que muestre otros beneficios que puedan ser importantes para las personas con problemas de sueño, como la calidad de sueño o el funcionamiento durante el día", expresó el investigador.
Millones de personas en todo el mundo toman fármacos Z como tratamiento de corto plazo contra el insomnio, pero debido a sus posibles efectos secundarios, el profesor Siriwardena la importancia de buscar nuevas alternativas para los problemas de sueño.
"Sabemos por otros estudios que alrededor de un 20% de pacientes experimentan efectos adversos con las pastillas para dormir y una de cada 100 personas mayores sufrirá una caída, fractura o accidente de tráfico después de utilizarlas", afirmaba el investigador. "Los tratamientos psicológicos para el insomnio pueden ser tan efectivos como las tabletas para dormir a corto plazo y mejores a largo plazo. Así que debemos poner más atención para incrementar el acceso a estas terapias en pacientes que podrían beneficiarse", añadió.
El profesor Siriwardena expresa que ahora es necesario llevar a cabo estudios que investiguen otros posibles beneficios de las pastillas para dormir y no sólo el tiempo que tarda una persona en quedarse dormida.