La imagen de un anciano con un reloj en un pub, por las restricciones del covid, provoca tristeza y enojo
La foto fue tomada en un establecimiento en la ciudad irlandesa de Galway
Una conmovedora imagen tomada en McGinn's Hop House, en la localidad irlandesa de Galway, ha provocado tristeza y enojo en las redes sociales. En la misma se puede observar a un anciano, que se encontraba solo mirando por la ventana, usando un reloj despertador en el mencionado pub mientras tomaba una pinta y algo de comida.
El motivo es que una de las restricciones que el Gobierno irlandés ha impuesto para luchar contra el coronavirus ha sido establecer un máximo de 105 minutos, es decir, una hora y 45 minutos, para sentarse en un establecimiento a comer y beber. Sin embargo, la reserva previa y las franjas horarias limitadas no son necesarias si se mantiene estrictamente una distancia física de dos metros.
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El establecimiento publicó la foto y señaló que "el pobre está preocupado" por no exceder el límite de tiempo. Muchos comentarios atacaron las restricciones que están "marginando y aislando" a los ancianos.
Kieran O'Malley también tuiteó la instantánea y señaló "tantos comentarios encantadores aquí...Acabo de llamar a McGinn's y dejé algunas libras detrás de la barra para el hombre".
Ciaran Murphy dijo en Facebook que "deberíamos pedirle a todos los miembros del Gobierno que comenten sobre esta fotografía y que vean lo que están haciendo con las personas mayores en todo el país. Yo espero que estéis orgullosos de vosotros mismos".
Karen Murphy agregó "mi corazón está con las generaciones mayores que viven con miedo en todos los niveles...que disfrute de sus pocas pintas".
Marianna McGrath publicó: "Una imagen pinta mil palabras, ¡¡qué triste que este hombre no pueda disfrutar de sus pocas pintas sin tener que preocuparse por el tiempo!!".
Mike Grealish dijo: "Pobre diablo, este Gobierno inútil tiene la vida atemorizada de la generación anterior".
Ann Massey manifestó que "todo lo que mi tío de 86 años quería era tener un poco de compañía, hacer algunas apuestas en Paddy Power y comer algo en la ciudad. Esa era su vida. Se suicidó en junio. El Gobierno no protege a los ancianos, los margina y aísla".