Pese a todo, cuando veo lo que la gente come cada día me muero de envidia. Llevo toda la vida alimentándome a base de ensaladas, verduras y pollo o pescado a la plancha, por lo que cuando veo cómo las fauces de la mitad de la población se llenan de alimentos fritos y rebozados, maldigo a mi constitución por haberme convertido en un ser abonado a vivir en la aldea de los Fruitis mientras mi entorno vive entre restaurantes Kentucky Fried Chicken y locales de McDonald´s pesando, pese a todo, diez kilos menos que yo.
¿Estoy gorda? No. No tengo michelines excesivos -si me siento, reconozco que mi estómago recuerda un poco al de un shar pei, aunque hago más abdominales al día que un boxeador-, mi porcentaje de grasa corporal es saludable y entreno cinco días a la semana. Y ese, queridos lectores, es el problema, que como y entreno como una modelo de Victoria´s Secret y mi silueta es la de todas las modelos del desfile juntas. Por ello, por primera vez en mi vida, me propuse perder volumen sin recurrir a brócolis ni mancuernas -mentira: ambos siguen en mi día a día-, sino recurriendo a la medicina.
Una de frío
Me acerqué a la clínica de la Doctora Paloma Cornejo para someterme a la criolipólisis, un procedimiento dermatológico no-invasivo para la eliminación de grasa corporal mediante la aplicación de frío. Una de las razones por las que me aterra la idea de someterme a cualquier procedimiento es el tener que desnudarme ante un desconocido para que valore mi silueta, pero qué queréis que os diga: tras explicarme que la máquina Cooltech hace que los adipocitos sufran un suicidio celular ante la exposición al frío -la temperatura desciende hasta los menos ocho grados-, estaba dispuesta a enfrentarme a mis miedos.
Cuando vas a una consulta deseas secretamente tener que llamar al medio que te ha encargado el tema para decir “lo siento: mi cuerpo es tan perfecto que no he podido probar el tratamiento porque no lo necesito”. No fue el caso. Paloma encontró rápidamente el foco de mis problemas: las cartucheras. Yo tengo todo tipo de complejos, pero os juro que si me llegan a preguntar si tengo cartucheras, lo habría negado. Como fan de las Kardashian, pensaba que simplemente tenía la cadera grande. Supongo que forma parte de la negación, ya sabéis lo que os digo. Tengo 28 milímetros de grasa sobrante en la parte izquierda de mi cadera y 35 milímetros en la parte derecha.
Me decidí por la criolipólisis porque destruye la grasa de forma selectiva y permanente y porque hay muchos estudios que avalan sus resultados. Se necesita una succión que genere un vacío que absorba el michelín y que no permita que la sangre circulante lo recaliente. Funciona en pacientes con peso normal que tienen grasa localizada, es decir: era ideal para mí. La sesión dura unos 70 minutos, aunque hemos de sumar un preparatorio el que te miden la zona a tratar, te pesan y estiman cuál es la forma adecuada de colocar los manípulos según tus necesidades.
Preguntas que te estarás haciendo y que esta cobaya de la belleza va a responder:
¿Duele? En absoluto. Algunas personas notan ciertas molestias al comienzo, pero el enfriamiento de la zona hace que estas desaparezcan en seguida.
¿Cuándo notaré los resultados? Con tan solo una sesión los resultados serán visibles a partir de los 15 días, siendo óptimos a partir de las ocho semanas, pues es el tiempo en el que se reabsorbe la grasa.Tras la primera sesión notarás entre 2,5-3,5 centímetros menos de volumen, aunque cada cuerpo es un mundo. Lo habitual es necesitar entre dos o tres sesiones, que se pueden realizar con unas ocho semanas de distancia.
¿Cuánto cuesta? En estos momentos la clínica cuenta con una oferta según la cual la primera sesión cuesta 400 euros, la segunda, 350 euros y la tercera -de ser necesaria-, 300 euros. Entre sesiones, puedes someterte a sesiones de radiofrecuencia con Exilis por 100 euros.
¿Lo recomiendo? Sin duda. Como he comentado, en mi caso contaba con nódulos de grasa tan localizados que la criolipólisis era idónea para mí. Os aseguro que llevo toda la vida trabajando el tren inferior en el gimnasio y este procedimiento ha sido el que mejores resultados ha traído consigo.
Lo sé: hay cientos de ejercicios para trabajar glúteos y cadera, pero os voy a ser sincera: hay lugares que las sentadillas no pueden pulir, y si para librarme para siempre de la grasa he de subirme a una camilla, no seré yo la que pestañee al reconocerlo.
Una de calor
Supongo que cuando haces pop en este de la estética, ya no hay stop, porque inmediatamente quise probar la radiofrecuencia para ver si el interior de mis muslos podía mejorar. Repito que no soy una mujer sedentaria y que entreno los aductores semanalmente, pero "Oh, mundo cruel", pese a todo, sigo teniendo grasa en esta zona.
Me acerqué al centro de belleza Slow Life House para probar el tratamiento Exilis, una radiofrecuencia monopolar con energía ultrasónica que produce colágeno, reafirma y reduce volumen. Mientras que la criolipólisis emplea temperaturas gélidas, este procedimiento hace lo contrario al someter al paciente a un calor perfectamente controlado de unos 42 grados.
Tras doce minutos de tratamiento en cada muslo, la cara interior de mis muslos estaba ligeramente enrojecida. Me recordó al resultado obtenido tras abandonar una sesión de depilación láser, aunque el dolor -si es que puede tildarse de dolor- es mucho menor. Tú indicas cuándo alcanzas tu umbral de dolor, y puesto que cada uno tiene el suyo propio, este varía según el paciente. Yo aguanto las temperaturas perfectamente y tengo la piel muy hidratada, por lo que en muy poco tiempo sometimos a mis muslos a 42 grados sin problema.
Preguntas que volverás a hacerte y que esta cobaya de la belleza vuelve a responder:
¿Duele? Puede ser ligeramente molesto en algunos momentos, pero como tú determinas cuál es tu umbral de dolor, no sufres absolutamente nada.
¿Cuándo notaré los resultados? Entre la primera y la segunda semana. Yo lo noté de forma casi instantánea, porque al ser una zona en la que no hay excesivas irregularidades, vi que mi piel estaba más firme a los pocos días.
¿Cuánto cuesta? La sesión cuesta 200 euros y se recomienda realizar entre cuatro y seis sesiones, aunque será la doctora la encargada de dictaminarlo. Más tarde, lo idóneo será realizar una sesión cada seis meses. El tratamiento se puede combinar con mesoterapia, hilos tensores, drenajes linfáticos o masajes subacuáticos, un tratamiento con efecto de drenaje linfático ideal para perder volumen, reactivar la circulación o aliviar el dolor en las articulaciones.
¿Lo recomiendo? Me parece la fórmula perfecta para reafirmar la silueta de cara al verano en muy poco tiempo. Mientras que perder volumen es relativamente sencillo si entrenas de forma adecuada, la firmeza de la piel no siempre se consigue de la mano del gimnasio, por lo que este tratamiento es un diez para lograr resultados.
Conclusión final
Recomiendo recurrir a este tipo de procedimientos cuando el gimnasio y la alimentación saludable no dan los resultados que debieran, pero os aviso, queridos míos: si no seguís una dieta adecuada y lleváis una vida sedentaria, subirse a una camilla no solucionará nada. Lo sé: el mundo es injusto, pero mirad el lado bueno. No os someteréis a estos tratamientos con el miedo de no saber si duelen o si no funcionan, porque yo me he ofrecido a probarlos en aras del bien de la humanidad. Sí, estoy exagerando, pero creo que este ha sido el gesto más filantrópico de mi vida, por mucho que lo haya hecho, en realidad, para estar divina.