Estuve enganchada a Los Sims durante cuatro años y todavía siento cosas
"Le haces más caso a tu familia imaginaria que a tu familia de verdad" me reprochaba siempre mi madre. Y es que un día tuve que tomar la decisión de tener Los Sims instalados solamente en el ordenador de mesa de casa de mis padres, porque mis experiencias previas me habían demostrado que si los tenía en mi portátil, en mi piso de estudiante, ni estudiaba ni hacía nada más que estar con Los Sims todo el día. Y eso no podía ser. Así que cuando iba algún fin de semana a visitar a mi familia, solía hacer caso a mis padres un par de horitas al día y el resto me las pasaba encerrada en mi habitación dándole al ñiqui-ñiqui, a la recolección de frutas del jardín y al cocinarse un sandwich de queso fundido. (¿Era la aspiración de queso fundido lo más grande del universo? Ya hablaremos de eso otro día).
Lo de Los Sims 1 con todas sus expansiones estuvo bien. Pero cuando se desató la bestia construye mansiones con piscina en el salón y telescopio en la parte más alta de la casa para tener más posibilidades de "quedarme" preñada de un alien fue con Los Sims 2. ¿Qué coño tenía la segunda versión de este juego que nos volvió a todos locos?
Mejor dicho: que nos volvió a todos adictos. Esa es la palabra para describir lo que a mí me pasó: adicción. No muy severa, porque no llegué a descuidar por completo los pilares fundamentales de mi vida: no dejé de comer, de dormir o de estudiar por jugar a Los Sims, pero sí dejé mucha vida social, dejé de salir de fiesta y... bueno, alguna hora de sueño seguro que también me quitó.
Yo me convencía con este argumento: no he dejado de ir a clase, no he dejado de aprobar las asignaturas, no he dejado de cumplir con mis obligaciones... simplemente les dedico mi tiempo de ocio. TODO mi tiempo de ocio. Cuando empecé a jugar a Los Sims, por ejemplo, dejé de leer. Yo siempre había leído muchísimo, no en vano estudié Filología Hispánica. De hecho, cuando empecé a jugar a Los Sims también empecé a recurrir a "truquitos" para cumplir con las lecturas obligatorias de mi carrera. Si antes de Los Sims me leía todo lo que me mandaban... durante Los Sims aprendí a descargarme resúmenes de internet. También salía bastante de fiesta o iba al cine, y durante un par de años eso desapareció por completo. La típica excusa de es que ya no me apetece tanto salir cada finde que cualquiera podría creerse.
Todo esto lo veo ahora, desde el presente, como si me hubiera convertido yo en mi propia madre dándome cuenta de todo "lo malo" que estos seres virtuales me hicieron, pero he de reconocer que en su momento, mientras jugué con ellos, me dieron muchísimas satisfacciones. De hecho, cuando pienso en Los Sims 2 me viene a la mente una sensación de tranquilidad y gustico que solo Los Sims han sabido darme. (La droguita).
A ver, que es que estuve enganchada nivel soñaba en Sim. Mis sueños transcurrían en la realidad virtual del juego, con sus gráficos y sus movimientos tan característicos. ¡Y hasta entendía las conversaciones entre los Sims! Les había escuchado a hablar TANTAS veces que ya era capaz de reproducir yo misma las conversaciones. Muy fuerte.
Dejé de jugar a Los Sims 2 drásticamente. Aproveché una oportunidad que me dio la vida para decir "pues hasta aquí". Cuando estudiaba la carrera los veranos me dedicaba a dar alguna clase particular y a tocarme la barriga, la verdad. No iba a la piscina porque durante esos años también estaba muy acomplejada porque tengo estrías por todo el cuerpo (tema de mi segunda novela, por cierto), así que me quedaba en casa jugando, tranquilamente, ocho horitas al día. ¡El tiempo se me pasaba volando con mis familias favoritas! De repente, una tarde de agosto, una tormenta de esas de cagarse un poquito encima hizo que se nos cortase la luz en mi edificio. Ese corte estropeó mi ordenador, que no se recuperó del susto, y hubo que comprar otro. Perdí AÑOS de juego, árboles genealógicos de seis generaciones. Disgusto tremendo.
Pero, como no se podía hacer nada por salvar mi juego, decidí salvarme a mí misma y nunca más me lo volví a instalar. Sin embargo, todavía hoy, seis o siete años después, pienso en Los Sims y me entra un poquito de ansiedad de "ay Dios ojalá jugar un poquito, solo un poquito, solo construir una casa y se acabó".