Me llamo Hugo, tengo 22 años y fui un daño colateral en el divorcio de mis padres. Ahora lo digo así y me río porque suena a película, pero lo que yo viví lo viven cientos de niños y adolescentes. Por eso he querido abrirme y contar cómo fue para mí que mis padres tuviesen un divorcio contencioso.
Todo empezó cuando tenía 15 años. Yo siempre había intuido que la relación de mis padres no era normal. Cuando iba a casa de otros amigos, el ambiente era diferente al de mi casa. Mis padres no solían discutir conmigo delante, pero se notaba una tensión muy grande entre ellos. Creo que pensaban que yo no me daba cuenta de nada mientras no se tirasen platos a la cabeza, pero el silencio también duele.
Mi padre no era el típico padre cariñoso. De pequeño apenas recuerdo que me abrazase y de "te quieros" ni hablo. Era mi madre la que tenía que ir a las tutorías del insti, la que me llevaba al médico, la que me iba a buscar con el coche cuando salía de fiesta... Y cuando yo le preguntaba que por qué lo hacía todo ella, intentaba excusarle diciendo que trabajaba mucho. Ella trabajaba igual o más que él, así que no colaba. Pero luego mi padre me regalaba el juego que lo estaba petando y se me olvidaba todo.
Cuando volví de un campamento en verano mi madre me vino a buscar y fuimos a dormir a casa de mis abuelos. Le pregunté que dónde estaba mi padre y me dijo que íbamos a quedarnos una temporada allí, con mis abuelos. Algo que me dolió mucho fue que me tratasen como un niño pequeño. No me contaban nada. Yo me ponía en lo peor. Creo que pensaban que yo no sabría gestionar todo eso, pero hubiese preferido más sinceridad.
Mi primo mayor me contó la verdad. Mi padre había echado a mi madre de casa. Empezó el proceso judicial. Fueron años de abogados, mediadores y psicólogos que me preguntaban una y otra vez lo que yo había vivido en casa. Mi madre entró en depresión y no tenía fuerzas ni para ir a los juicios. Y yo… Yo estaba en medio sin saber qué hacer mientras todos me pedían que me posicionase por parte de uno o de otro.
Oí insultos. Mi padre llamó manipuladora y de todo menos bonita a mi madre, dijo que me estaba poniendo en su contra. Eso me dolió mucho porque mi madre siempre evitó que yo estuviese en medio. Jamás me dijo nada malo de mi padre y a día de hoy tampoco lo ha hecho.
Lo bueno es que el tiempo siempre saca la verdad a la luz. Mi padre no hacía eso por mí. A él le daba igual mi situación, lo que quería era hacer daño a mi madre. ¡Hasta se declaró en bancarrota para no pagar la pensión! Actualmente sólo me manda un WhatsApp por mi cumpleaños para felicitarme.
No sé qué pasaba en esa relación porque me ocultaron la verdad durante años. Supuestamente para que no sufriese, pero yo necesitaba saber qué ocurría en mi casa. Intuyo que hubo maltrato por alguna conversación que escuché en casa de mi abuela, pero es un tema tabú. Si hubo violencia mi madre no denunció. Creo que acabó tan desgastada que lo último que quería eran más juicios.
Con mi historia no quiero poner etiquetas de "malos y buenos". Sólo quiero que se tengan más en cuenta a los hijos. Si me está leyendo un padre o una madre en proceso de separación: por favor, hablad con vuestros hijos y no les metáis en guerras. Y si me está leyendo un hijo cuyos padres se están divorciando: no es culpa tuya. Jamás lo pienses. Con el tiempo todo mejorará, te lo prometo.