Después de pasar la selectividad, la siguiente preocupación que ronda por la cabeza de los futuros universitarios es: “¿Con quién me voy a vivir?”. Elegir compañeros de piso parece una decisión muy banal al principio, pero hay que tener en cuenta que, durante un año vas a convivir con gente independiente, con sus normas idiosincrásicas y sus manías..., ¡así que mejor pensarlo bien antes de lanzarse a la locura! Para ayudar a las personas en esta situación, desde Yasss hemos preguntado a varios universitarios que ya han superado con éxito el primer año de carrera, recopilando sus malas experiencias y sus buenos recuerdos.
Partimos de la base de que el 99% de los universitarios de primer curso no han compartido piso con nadie más allá de con sus padres y hermanos. Vivir en familia es muy fácil, aunque cuando somos adolescentes soñamos con hacernos mayores y volar del nido. ¿Por qué? Pues porque la casa suele estar más ordenada, la decoración es más bonita que en un piso de estudiantes, no tenemos que hacernos la comida y aunque colaboremos con la limpieza, suelen ser nuestros padres los que hacen la mayoría del trabajo.
Cuando nos independizamos la cosa cambia. Tenemos que aprender a coordinarnos con otras personas de nuestra misma edad o parecida y a adaptarnos a normas que al principio no nos gustan, como por ejemplo fregar los platos, aunque prefiramos salir a tomar algo en una terraza. La limpieza, la privacidad y el orden cobran cada vez más importancia y a medida que aprendemos a valorar estos aspectos, pueden surgir conflictos con nuestros compañeros de piso. Muchos de estos problemas se ahorrarían si escogiésemos a personas afines a nosotros, pero, ¿cómo? Para responder a esta pregunta, hemos recopilado los consejos de varios veinteañeros expertos en convivencia.
"El mejor consejo que puedo dar es que no te vayas a vivir con tus amigos simplemente por ser tus amigos. Si crees que la convivencia va a ser buena y que encajáis, entonces para adelante. En cambio, si dudas porque sois muy diferentes, mejor no te arriesgues.
En primero de carrera me fui a un piso con mi mejor amiga y otro amigo. Yo pensé que iba a ser un sueño porque mi amiga y yo habíamos hablado mil veces de lo mucho que molaría estar juntas viviendo. ¡Error!
Ella es una chica fantástica, pero es muy desordenada. Yo, en cambio, soy una loca del orden. Tuvimos muchas broncas a raíz de la limpieza y casi acaban con nuestra amistad, porque se fue haciendo bola todo y al final nos cabreábamos por cualquier chorrada. El segundo año de carrera ya nos fuimos cada una a otro piso y pudimos salvar la amistad.”
“Yo creo que el truco fundamental es conocer un poco a tus compañeros de piso. No es plan de que seáis amigos del alma, pero por lo menos saber cómo es la persona: si le va la fiesta, si es más de planes tranquilos, si fuma, si le gusta estar en casa o pasar todo el rato fuera, si es ordenada… Cosas básicas.
En mi caso me fui con unos chicos que no conocía de nada y resultó que eran unos porreros que se pasaban el día con la música a tope y dando fiestas en casa. Me pasé todo el año en la biblioteca y en casa de mi novia para no aguantarles. Hubiese preferido conocer un poco más a la gente con la que iba a vivir.”
“Dejad todo por escrito. Al principio todo parece muy bonito y optimista, pero al mes nadie limpia la cocina, nadie barre el salón y los pelos se acumulan en la bañera.
Yo recomiendo fijar de antemano cómo vais a organizaros con la limpieza, con el pago de los gastos aparte del piso y con la compra semanal. Por un lado, haced un calendario de limpieza. Luego decidí si queréis que cada mes pague uno el wifi/agua/luz o si lo vais a hacer a medias todos los meses. También tenéis que pensar si cada uno va a comprar lo suyo (que es lo que yo recomiendo) o si vais a poner un fondo común. Estas tres cosas son fundamentales hablarlas y como decía, dejarlas por escrito.”
“Algo que nadie me dijo pero que me habría encantado saber es la importancia de tener horarios compatibles. En primero de carrera yo compartía piso con dos chicas muy majas, pero una de ellas tenía clase a la misma hora que yo. ¿El problema? Pues que todos los días coincidíamos para ducharnos, así que al final una acababa llegando tarde.
Ninguna quería ceder y ducharse por la noche así que lo que hacíamos era que quien madrugase más, se duchaba y llegaba puntual. Esto da mucha rabia, porque ya te toca estar despertándote antes de lo previsto y encima si ves que el baño está ocupado te pones de mala leche.
Escoged compañeros que tengan clase a una hora diferente a la vuestra, o con los que no vayáis a coincidir en las zonas comunes en momentos críticos como antes de ir a clase.”
“No dejes todo para el último momento. El verano antes de empezar la universidad fui dejando los días pasar y acabé viviendo en un zulo a las afueras de la ciudad con un tío que no hablaba mi idioma y una chica que no salía de su habitación. Encima no era nada barato.
Mira pisos con tiempo, vete a verlos en persona (no te fíes de las fotos), asegúrate de que el casero es una persona legal y no te está haciendo un chanchullo, piensa bien cuánto dinero quieres gastar, recuerda que la calefacción central es más barata (este consejo lo aprendí tarde) y, por último, si eres la persona que paga el Wifi, ármate de paciencia. Siempre hay alguien que se escaquea de pagar, así que te va a tocar ser pesado con el tema.”