Cuando Esmeralda le dijo a su pareja que estas vacaciones prefería descansar en un espacioso hotel que viajar en la pequeña caravana de siempre, Iván lo vio claro. Si el problema era el espacio, la solución era comprarse un autobús.
Dicho y hecho. Este vecino de Badajoz se ha gastado 2.700 euros en un autobús de 1998 que tiene aparcado en el único sitio posible: la casa de su madre. "Le tengo ocupado todo el terreno a mi madre, pero de momento me deja", explica Iván.
La idea del autobús no era nueva. Llevaba años rondando la cabeza de Iván Ramillete, de 41 años y tatuador de profesión. Amante de los viajes y apasionado de las caravanas, su sueño se ha convertido ahora en el proyecto de toda la familia. Su mujer, sus primos, y hasta su hijo Iván, de cinco años, le están ayudando en la aventura de convertir un autobús de 12 metros de largo en una especie de hotel con ruedas.
El autobús está presente en casi todas las redes sociales. Cada modificación que se le ha hecho se graba y se sube a TikTotk o Instagram bajo el nombre de Tattobus Life y ahí recibe comentarios, sugerencias y hasta donaciones.
De momento han retirado todos los asientos y un mecánico le ha cambiado filtros y aceite. Ahora debería estar colocando el aislamiento pero aún no ha llegado; se ha retrasado un mes y ha puesto en peligro las vacaciones de este año.
Su plan inicial era que el autobús estuviera a punto en tres meses, con septiembre como fecha límite... y tiene sus motivos. Para sacar el autobús del terreno de su madre tiene que pasar por otro terreno cuyo propietario tiene previsto sembrar en septiembre. Si no lo saca antes tendrá que esperar a mayo de 2021 para poner su autobús en carretera.
De momento tampoco podría conducirlo porque no tiene carné para llevar autobuses, pero ya se lo está preparando. "El primer día ya aprobaba algunos exámenes teóricos", confiesa Iván, que tendrá que superar también un examen práctico en circuito cerrado y otro en circuito abierto.
Aún no tiene claro cuándo, pero sí dónde... Iván quiere llevarse a toda la familia de vacaciones a Cabo Norte, en Noruega. Eso sí, antes tiene que volver a convencer a su pareja Esmeralda, que no lo tiene tan claro. Después de cambiar el hotel por un autobús, quizás ahora le toca a Iván ceder.