Me hice un tatuaje y después me arrepentí

yasss.es 27/03/2019 10:47

¿Por qué tatuamos nuestro cuerpo?

Aunque hay tantos motivos como tatuajes, a rasgos generales podemos encontrar dos grandes razones que nos hacen visitar el estudio de un tatuador:

  • Los tatuajes son la representación simbólica de haber superado una crisis.
  • Los tatuajes son una expresión de nuestra individualidad e identidad.

A lo largo de nuestra vida atravesamos numerosos momentos difíciles, pero una etapa especialmente relevante es la adolescencia. En torno a los 17 años vivimos lo que se conoce como "crisis de bachillerato", una fase de autoconocimiento, independencia respecto a nuestras figuras de apego e inmersión en la vida adulta. Al superar esta crisis, tenemos una idea más o menos clara de lo que somos y lo que queremos o, en otras palabras, nuestra identidad está bien formada. Una manera de "materializar" o hacer tangible este periodo de crecimiento personal es tatuando nuestra piel.

Por otro lado, los tatuajes pueden ayudarnos a superar un duelo psicológico, convirtiéndose en un recordatorio eterno de familiares, amigos o parejas que ya no están a nuestro lado.

Los tatuajes ya no son para siempre

Con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, la idea de "para siempre" asociada a los tatuajes ha sufrido una transformación. Antaño la tinta en la piel se consideraba algo eterno y mucha gente prefería no arriesgarse "por si se arrepentía después". Ahora los métodos de borrado láser son más populares y también se ha puesto de moda el cover up, una técnica que consiste en tatuar un nuevo diseño sobre el viejo para taparlo.

Sin embargo, no todo el mundo puede permitirse borrar un tatuaje con láser o tatuarse de nuevo, y en cualquier caso arrepentirse de un tatuaje conlleva mucho malestar psicológico.

Elena, Jandro e Iratxe se tatuaron y, tarde o temprano, se arrepintieron. Hoy nos van a contar sus experiencias con la tinta.

"Mi primer tatuaje fue el nombre de mi abuelo en la muñeca izquierda. Yo tenía 16 años y le quería mucho, así que cuando murió no dudé ni un segundo. Quería tenerle para siempre conmigo, acordarme de él cada día y que en el futuro cuando mis hijos me preguntasen por el nombre de mi muñeca, hablarles de él.

Me metí en mi ordenador y empecé a buscar tipografías, pero ninguna me convencía. Al final acabé tatuándome su nombre en la tipografía que por aquel entonces utilizaba para todo: Comic Sans. Ahora tengo 23 años y el nombre de mi abuelo escrito con la letra más cutre jamás inventada. Me da hasta pena borrarlo, pero si pudiera volver atrás sin duda lo haría con una tipografía más sencillita y neutral." - Elena, 23 años.

"Cuando tenía 18 años decidí hacerme mi primer tatuaje, porque antes mis padres no me dejaban. Yo me acababa de mudar para ir a la universidad, así que fui al primer estudio de tatuajes que pillé, vi los diseños que había tatuado y le conté lo que quería.

Mi idea era tatuarme un lobo en la espalda con una luna en el fondo. El tío de la tienda me dijo que genial, que ya había hecho varios tatuajes así y que no había problema. Le llevé una foto sacada de Google y cuando terminó me quise pegar un tiro. Parecía un dibujo de mi prima de 7 años.

Reclamé y tras muchas movidas al final no me cobró. Incluso se ofreció a arreglármelo, pero no quise. Fui a otro estudio con buenas opiniones y me lo cubrieron. Ahora está genial, pero todavía me acuerdo de aquel día. Hasta lloré de la rabia." - Jandro, 19 años.

"Mi historia es un poco topicazo, pero bueno. Acababa de cumplir 18 años y estaba con un chico al que tenía superidealizado. Pensaba que estaríamos juntos siempre, que era el amor de mi vida y todas esas cosas que crees cuando ves muchas películas románticas malas.

Por mi cumpleaños él me dijo que me iba a hacer un regalo muy especial, un tatuaje juntos. A mí me pareció lo más romántico del mundo. Nos tatuamos un candado con las iniciales del otro.

A los cuatro meses él me puso los cuernos con una chica de su facultad y yo tengo una "M" que me recuerda cada día a ese capullo. La moraleja es que nada es para siempre salvo un tatuaje con la inicial de tu ex.

Cuando ahorre algo de dinero sin duda me lo quitaré, pero ahora mismo prefiero pagarme el piso de alquiler y los libros de la universidad. Ya sabes, prioridades…" - Iratxe, 20 años

Leyendo las historias de nuestros lectores, está claro que mejor prevenir que curar…

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