El viejo mito de cuántas arañas nos comemos al año mientras dormimos va variando según la época, pero siempre ha estado ahí, incentivando las pesadillas de muchos.
Son algunos los que afirman que llegamos a ingerir dos o tres arañas al año, mientras otros creen la teoría de que en realidad nos comemos ocho arañas durante la noche. Sin embargo, ni unos ni otros tienen razón; no nos comemos ninguna.
La ansiedad que le causaba a muchas personas que podían dormir mientras una araña se encontrara deambulando por su habitación hizo que surgiera este mito, pero la verdad es que las arañas tienen más miedo a nuestras bocas que nosotros a ellas, según Mirror.
Científicos americanos han confirmado que este mito ignora tanto a las arañas como a la biología humana. Las arañas se adhieren a las áreas donde hay presas que capturar, por lo que tu cama y tu boca no les interesan demasiado.
"Las arañas nos ven como si fuéramos una gran roca.”, afirma Bill Shear, un profesor de biología de la Universidad Hampden–Sydney en Virginia y el presidente de la Sociedad Aracnológica Americana.
“Somos tan grandes que solo formamos parte de su paisaje.”, ha añadido.
Además, también ha alegado que todos los sonidos que emitimos cuando dormimos, como ronquidos, respiraciones e incluso los latidos de nuestro corazón, están dentro del radio de percepción sensorial de las arañas, lo que las espanta.