"Se hizo pasar por un chico joven para ligar conmigo en redes": señales para descubrir un catfish

yasss.es 27/02/2019 15:18

Es más fácil pillar a un mentiroso que un cojo, o eso dicen, y con los 'catfisher' no iba a ser menos. Aunque nadie está exento de sufrir esta situación tan desagradable, hay algunas señales que deberían alertarnos:

  • Pone excusas raras cuando habláis de veros físicamente.
  • No le gustan las videollamadas.
  • Cuando te habla de su vida, hay detalles que no encajan.
  • papel de víctima para captar tu atención.

A veces detrás de un perfil falso se esconde una persona con inseguridades y mucho tiempo libre, pero otras podemos toparnos con estafadores o pederastas. Por eso no está de más ir con pies de plomo y denunciar estos perfiles.

Mireia fue víctima de un 'catfish' y ha decidido compartir su historia para alertar a cualquiera que pueda estar sufriendo lo mismo:

"Me llamo Mireia y quiero contar lo que me pasó para que la gente joven y no tan joven se de cuenta de lo peligrosas que son a veces las relaciones por Internet. Aunque he conocido a gente muy maja en Instagram y Twitter, también me he llevado disgustos, sobre todo el que os voy a contar.

Tenía 16 años cuando empecé a hablar con Dani por Instagram. Me siguió y en la foto de su perfil parecía un chico normal. Según su bio, tenía 17 años y era de Barcelona. Su perfil era privado y me dio curiosidad, así que le envíe una petición. La aceptó.

Sus fotos eran normales. Había selfies, paisajes, su perro, él y sus amigos… Un poco de todo como cualquier perfil de un adolescente. Lo único raro es que nunca etiquetaba a nadie ni tampoco le etiquetaban en fotos. Recuerdo que eso me extrañó.

Empezamos a hablar y a mí me gustaba mucho. Era un chico guapo que me decía cosas bonitas. Le contaba mis intimidades y mis problemas y él a mí los suyos. Poco a poco fuimos confiando más entre nosotros y nos intercambiamos los números de teléfono.

Al principio éramos amigos, pero yo sentía cosas por él y con el tiempo me confesó que él también, así que pasamos a ser novios. Nos mandábamos audios y fotos y hablábamos por teléfono durante horas, pero nunca nos habíamos visto en persona. Yo vivía en Cáceres y ninguno teníamos dinero para ir a la ciudad del otro. Alguna vez hablamos de vernos en un punto medio como Madrid, pero por una cosa o por otra él nunca podía.

A veces yo me sentía rara, como que notaba que algunas cosas no cuadraban, pero cuando se lo decía él se hacía la víctima. Por ejemplo, cuando le pregunté que por qué no tenía fotos etiquetadas me dijo que sus amigos le dejaban un poco de lado y que le hacían bullying en clase, que no tenía muchos amigos en el instituto y que por eso apenas subía fotos con gente. Lo contaba con tanta convicción que yo me lo creía.

Con el tiempo empecé a cansarme de que las cosas no avanzasen y que nunca quisiese quedar. Hablábamos todos los días, pero la cosa no iba a más y yo quería verle la cara o hablar por Skype. La primera vez que me enfadé en serio dejó de hablarme durante dos días. Después volvió diciéndome que había estado en el hospital porque habían detectado cáncer a su hermana pequeña. Yo me quedé en shock y le apoyé todo lo que pude.

De todos modos, empezó a olerme mal, porque apenas hablaba del tema de su hermana. No sé, era como si su vida siguiese exactamente igual. Yo creo que si mi hermana tuviese cáncer me pasaría el día entero en el hospital o que las cosas cambiarían, pero él seguía igual. Me pareció extraño, pero si le preguntaba por eso me decía que era una insensible, que no quería hablar de su hermana y que no me incumbían esos temas.

Mis padres no sabían nada de esto, pero mis amigas sí. Un día mi amiga me pidió que le pasase una foto del chico porque le olía mal el tema. Buscó la imagen en Google y encontró el blog de un chico de Turquía con casi todas las fotos que Dani había subido a Instagram.

Flipé muchísimo y le llamé para que me diese explicaciones. Se puso muy nervioso, le temblaba la voz y empezó a contarme una historia rarísima de que le habían robado sus fotos y que todo era una estafa. Yo no quedé muy convencida.

Esa noche se lo conté a mis padres, pero al ir a buscar su Instagram ya no estaba. Lo había borrado. También había bloqueado mis llamadas y también en WhatsApp. Decidimos ir a la policía porque yo le había mandado fotos íntimas y estaba muy preocupada de que las compartiese por ahí o que hubiese algo raro detrás. Finalmente dieron con él. Era un hombre de casi 40 años y yo no fui su única víctima.

Todo esto fue muy duro para mí. Me sentí una tonta por confiar en un desconocido y enviarle cosas íntimas. Creo que es inevitable sentirse culpable, pero la culpa nunca es de la víctima. Es verdad que debí tener cuidado y ser más precavida, pero he aprendido de este error. Por eso cuento esto, para que la gente lea mi historia y no sufran lo que yo sufrí."

Si crees que estás siendo víctima de 'catfis'h denúncialo. La usurpación de identidad es ilegal.