Catalogan como menhir una piedra de una obra en una finca de Pontevedra
José Manuel Méndez, ganadero, la puso en su finca hace casi 40 años para hacer una fuente
La piedra fue sacada de una zona granítica que se explosionó para realizar una carretera
La Xunta de Galicia tiene catalogada la piedra como menhir de Riba desde el año 2018
Un ganadero gallego, José Manuel Méndez, ha descubierto que la piedra que hay en su finca y por donde sus vacas pastan a diario, en el municipio de Agolada (Pontevedra), tiene el rango de menhir prehistórico. El descubrimiento se produjo cuando Méndez solicitó a la compañía eléctrica una acometida de luz y le dijeron que valía la friolera de 17.000 euros. Al preguntar por tan desorbitado precio, le indicaron que era necesario enterrar la línea y cumplir una serie de requerimientos porque la casa se encontraba dentro de una zona de protección arqueológica.
Indagando, dio con el origen de esa obligada protección. Era, nada más y nada menos, un supuesto menhir reencarnado en una piedra que se encuentra en la finca, apunta su dueño a La Voz de Galicia, "desde hace cerca de 40 años". Calcula que fue allá por 1985 cuando dentro de los trabajos de una parcelaria se abrió un tramo de pista en una zona granítica.
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La explosión en el terreno para hacer la carretera dio origen a un montón de rocas de diferentes tamaños y, explica José Manuel Méndez, "le pedí una al propietario de la finca". Este accedió a que se llevara sin problema la que quisiera y "elegí esa porque quería hacer una fuente con ella" y la forma y el tamaño se ajustaba a lo que buscaba.
La piedra pesaba lo suyo. Los de la obra de la carretera y el dueño de la finca le aconsejaron no llevarla en un tractor porque podría no aguantar el peso. Finalmente, fueron los trabajadores de la obra los que le llevaron la piedra a la finca en un camión y la depositaron en el lugar donde se encuentra en la actualidad.
Calcula que "igual podía pesar diez toneladas" y cree que "puede medir unos 1,60 metros de alto". Con el tiempo pasado a la intemperie, señala Méndez, "la piedra ya tiene otro color", pero nada que pueda hacer pensar que es un menhir. El propietario de la finca aún es capaz de distinguir en ella las huellas de la pala.
Lo que podría ser una anécdota que contar a los nietos se está convirtiendo en una situación un tanto surrealista que está causando importantes perjuicios al propietario de la finca. Explica que "es como si tuvieras un yacimiento arqueológico, un Bien de Interés Cultural", lo que implica una serie de condicionantes. "Pero es falso", subraya. La Xunta de Galicia tiene catalogada la piedra con el nombre de menhir de Riba desde el año 2018.
Falta de rigor
El catálogo patrimonial donde se encuentra reflejada fija la ubicación exacta pero ya cuenta con un error de bulto. Señala que el sitio se encuentra en la parroquia de Merlín, cuando en realidad es la parroquia de Santa Comba.
Méndez critica "la falta de rigor" y se pregunta "qué técnico puede decir que eso es un menhir sin buscar más información y sin ningún tipo de estudio" que le conste. Lo que sí recuerda es que hace tiempo pasaron por allí unas personas "que le pidieron a un vecino permiso para poder sacar una fotografías a la piedra. Yo no estaba y él les dio permiso. No sé nada más y conmigo no ha hablado nadie".
Se pregunta si habrá más bienes patrimoniales catalogados de igual forma y otros errores de bulto como este. Buceando en Internet, encontró una referencia en un blog de aficionados en el que una persona interpretaba el menhir, o Pedrafita de Riba, como "fálica".
El propietario recaba testimonios y documentos para demostrar la carencia de valor arqueológico. José Manuel Méndez se puso en contacto con la Dirección General de Patrimonio para informar del origen real de la piedra y le solicitaron que presentara documentación y un informe arqueológico. Pidió presupuesto a arqueólogos y manifiesta que "me dijeron que cuesta 2.000 euros". Una cantidad que, se queja, se verá obligado a pagar para corregir un error que "no es mío".
Le consuela que, al menos, muchos de los que saben de dónde salió la piedra y cómo llegó a su finca siguen vivos, a pesar de que ya pasó mucho tiempo. Estos días se puso en contacto con alguno de ellos. La empresa que realizó la obra fue Excavaciones Quinteiro, de Palas de Rey (Lugo), donde trabajaba un palista al que conoce. Los de una empresa del municipio pontevedrés de Villa de Cruces le hicieron el agujero a la piedra por la que Méndez iba a pasar un pequeño trozo de goma para que fluyera el agua y hacer una fuente, la cual todavía no está terminada.