Acompañado por su dueño, este caballo recorre los pasillos de este local. Una disparatada situación que deja anonadados al personal del establecimiento.
A pesar de que los dependientes le piden que abandone el local cuanto antes, el dueño solo accede a irse cuando su particular mascota termina de destrozar y repartir excrementos por el local.
Los clientes no dudaron en sacar el móvil y grabar este curioso momento.