La Navidad me da bajona: guía para gestionar la ansiedad en estas fechas

yasss.es 21/12/2018 16:36

En primer lugar, es importante diferenciar la ansiedad y el estrés, y la ansiedad "sana" de la "patológica".

  • El estrés es un estado mental y físico que surge cuando una situación externa nos preocupa. Esto significa que podemos identificar claramente el motivo de malestar (por ejemplo, los exámenes del primer cuatrimestre). Además, cuando se soluciona el problema, desaparece el estrés.
  • La ansiedad es también un estado mental y físico, pero aparece cuando anticipamos un peligro que puede ser real o no (por ejemplo, pensar que vas a suspender fijo). Cuando el problema se soluciona, la ansiedad no desaparece, sino que cambia el foco y nos empezamos a preocupar por otra cosa.

Asimismo, la ansiedad puede ser "sana" cuando nos prepara para la acción (por ejemplo, si crees que vas a suspender, estudias más). Por eso niveles moderados de ansiedad son beneficiosos.

Cuando la ansiedad se vuelve patológica, se ve acompañada de malestar y un deterioro en nuestro rendimiento y en nuestro bienestar. Es decir, no puedes estudiar más o mejor porque tu cerebro está al borde del colapso con tanta preocupación.

¿Cuáles son los motivos de ansiedad más típicos en Navidad?

  • Los cambios en la rutina: comemos más y peor, y también cambia nuestro ciclo de sueño. Tanto la alimentación como el descanso influyen muchísimo en el estado de ánimo.
  • Las aglomeraciones: a nadie le gusta sentirse como una sardina enlatada en un centro comercial.
  • Los gastos navideños: entre los regalos, el outfit ideal de Nochevieja y las cenas navideñas, la economía se trastoca.
  • Lidiar con algunos familiares o amigos: el típico cuñado experto en política, el amigo que no es "ni machista ni feminista", el ex ligue al que no puedes ni ver…
  • El síndrome de la silla vacía: en Navidad somos más conscientes de aquellos seres queridos que ya no están, aunque hayan pasado años desde que se fueron.

A todos estos factores se suma la presión social por estar constantemente feliz. Supuestamente estas fechas son para disfrutar, lo que provoca una culpabilidad tremenda a aquellos que no se sienten precisamente alegres. Finalmente acaban reprimiendo sus emociones, lo que a su vez provoca aislamiento, tristeza, irritabilidad, apatía y un aumento de los síntomas ansiosos.

¿Y qué puedo hacer para sobrellevar la ansiedad navideña?

Hemos recopilado unos cuantos trucos que a algunas personas les han sido útiles para sobrellevar la ansiedad navideña. Coge papel y lápiz y apunta:

"Desde hace unos años me propongo propósitos asequibles. Por ejemplo, el año pasado mi propósito era encontrar trabajo, así que lo desglosé en diferentes cosas: echar currículums en 20 empresas de mi ciudad, apuntarme a tres cursos para mejorar mi formación y ver mi serie favorita en versión original para mejorar mi nivel de inglés. En abril conseguí curro." – Rafael, 29 años.

"Para evitar el estrés de última hora me planifico mucho. Compré el vestido de Nochevieja en noviembre para no agobiarme yendo de tienda en tienda. También fui la que organizó la cena de los amigos, porque me los conozco y al final estamos a última hora sin restaurante porque todos están petados. Con los viajes y los gastos hago lo mismo. Algunos pensarán que soy una loca del control, pero por lo menos soy una loca ordenada." – Elena, 27 años.

"Lo que más me agobia de la Navidad son las puñeteras cenas. Siempre acabo discutiendo con mi tío. Hace comentarios retrógrados sobre mi orientación sexual, mi trabajo y mi modo de vida. ¿Solución? Sentarme lo más lejos posible. El año pasado me compinché con mi hermano y cada vez que mi tío hacía un comentario ofensivo, mi hermano cambiaba de tema. Por eso es importante no comerte tu solo la ansiedad y hablar y pedir ayuda a alguien con quien tengas confianza." – Alber, 21 años.

"A mí lo que me provoca ansiedad son las discusiones familiares. Algo que he hecho este año es aprender a discutir. Ponerme en el lugar de la otra persona, evitar ciertas palabras que pueden hacer daño… No es lo mismo decir "eres un crío" a "en este momento estás actuando de manera infantil". También me he dado cuenta de que no sirve de nada interrumpir a la otra persona, alzar la voz o decir lo primero que se te pasa por la cabeza. Parecen obviedades, pero en medio de una bronca se te olvidan." – Ángel, 20 años.

"Como me agobia muchísimo todo el tema de las aglomeraciones, compro los regalos por Internet. No es el mejor consejo del mundo, pero a mí me ayuda." – María, 25 años.

"Lo que hago para no morir del asco en Navidad es aprovechar su único punto positivo: el tiempo libre. Dibujo, leo, veo películas y paseo por la ciudad. También me gusta aprovechar y ver a esos amigos a los que no veo el resto del año porque viven lejos. Todo esto me da fuerzas para no volverme locatis en la cena de Nochevieja." – Merce, 23 años.

"El mejor consejo del mundo mundial es no quedar con nadie por compromiso. Y mira, si quedas como un borde pues qué más da. ¿Acaso te importa lo que piensa de ti alguien que ni siquiera te cae bien? Desde que empecé a sudar de lo que piensan los demás y a no perder mi tiempo con gente que ni me importa soy más feliz." – Jonathan, 32 años.

"Lo que más me funciona es tan tonto que me da hasta palo decirlo. Si mis padres sacan el tema de mis oposiciones, digo que prefiero no hablar del tema con una sonrisa en la cara. Si mi abuela me pregunta que por qué sigo soltera, digo que mi vida sentimental es muy aburrida y que mejor hablar de otra cosa. Es decir, soy sincera. En vez de inventarme excusas, ponerme a la defensiva o hablar durante horas de mis movidas (y acabar de bajona), evito el tema diciendo la verdad." – Paula, 24 años.

Otros consejos profesionales:

  • En vez de pensar en todo lo que no has conseguido, pregúntate por qué. Identifica los pensamientos negativos que te repetiste una y otra vez, las veces que pasaste de intentarlo porque pensabas que no lo ibas a lograr o lo mucho que te criticaste cada vez que fallabas y lo poco que te premiaste cuando hiciste algo bien.
  • Te propongo el siguiente propósito de año nuevo: sé más indulgente contigo mismo.
  • Tal vez 2019 es el momento ideal para ir al psicólogo. No hace falta tener un problema grave para pedir ayuda profesional.
  • También puedes elaborar un diario emocional para ser más consciente de tu mundo interno.
  • Recuerda que tus emociones no te definen. Tu ansiedad no marca lo que vales ni lo que eres, es sólo una parte de ti que debes aprender a gestionar.
  • En esta misma línea es importante aprender que la ansiedad no es mala en sí misma. Deja de reprimirla o negarla como si fuese una infección y aprende a vivir con ella. Conócela, detecta las situaciones que la provocan y recuerda que cuanto más tratas de evitarla, más la atraes.

*Nota: Si tus preocupaciones son excesivas o molestas y afectan a tu funcionamiento, pide ayuda profesional. El objetivo de este artículo es informar, no sustituye la terapia psicológica.