Un grupo de científicos israelíes han creado una cepa de la bacteria E.coli que se alimenta de dióxido de carbono en lugar de azúcares u otras moléculas y han publicado el hallazgo en la revista Nature. Se trata de todo un avance ya que altera drásticamente el funcionamiento interno de la Escherichia coli.
Esta investigación puede ser de gran ayuda para producir moléculas de carbono orgánico que sirvan como biocombustibles, o para producir alimentos. Así, se crearían elementos que emitieran menos emisiones de dióxido de carbono al ambiente, con la importancia que eso supone para el cambio climático.
Se ha logrado gracias a varios meses de trabajo en el que en un tanque especial para bacterias se ha utilizado un método científico con el que ciertos átomos se reemplazan por un isótopo en una molécula. A través de ello, han logrado que las bacterias conviertan el CO2 en carbono orgánico.