El pesebre que desde este viernes puede visitarse en la plaza de San Pedro de corte postmoderno, compuesto por figuras de cerámica de varios colores de tamaño superior al natural, ha provocado cierto desconcierto al incluir el modelo de una especie de astronauta.
La inauguración del pesebre ha tenido lugar a cargo del presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello y el secretario de dicho organismo, el obispo Fernando Vérgez, en un acto reducido por las disposiciones sanitarias por la pandemia sin la presencia del Santo Padre.
El Belén, estéticamente alejado de las representaciones más clásicas, procede de la localidad de Castelli, en la región de Los Abruzos (centro), y está compuesto por cincuenta y cuatro figuras de la cerámica típica de la zona.
Fue realizado entre 1965 y 1975 por los docentes y alumnos del Instituto de Arte F. A. Grue, actual Instituto Estatal de Diseño, que en aquella década dedicó su actividad didáctica al tema navideño.
Este Portal de Belén está compuesto por delicadas figuras mayores del tamaño natural, sintetizadas en formas voluptuosas pero simples: un cilindro para el cuerpo y una esfera para la cabeza, aunque son fácilmente reconocibles por los rasgos o la indumentaria.
Además de la Sagrada Familia y los Reyes Magos, aparecen numerosas esculturas de animales pero ideadas de un modo fantasioso y original, como un curioso pavo o una oveja que más bien parece un enredado ovillo de lana.
La representación a buen seguro no dejará indiferente a quienes se acerquen a la plaza a contemplar el Misterio, ya que cuenta con excéntricos y enigmáticos personajes como un astronauta. Y es que los artistas que realizaron la obra quisieron por entonces incluir en la misma figuras que aludieran a eventos importantes del momento, como la conquista de la luna en 1969.
Otro de los personajes más desconcertantes es una figura que parece representar un soldado. El Pesebre ya fue expuesto en Roma en la Navidad de 1970, y después pasó por otras ciudades como Jerusalén, Belén y Tel Aviv, y según sus creadores representa "una síntesis de tradición y de acogida de lo nuevo, de búsqueda y experimentación".
Toda la composición se encuentra sobre una peana de luz blanca de unos 125 metros cuadrados, a los pies del obelisco de la plaza, y podrá verse en esta navidad peculiar, marcada por una pandemia que ha impuesto toque de queda y hasta ha adelantado la Misa del Gallo.
También se encendió el árbol de Navidad, un abeto rojo de siete toneladas y 28 metros de altura llegado de los bosques del sur esloveno, del municipio de Kocevje, y en la ceremonia se entonó el villancico "Noche de paz".
Además durante la inauguración del Portal de Belén y del árbol de Navidad, se procedió también a la iluminación de la escultura que representa una barcaza con un grupo de inmigrantes de diversas razas y entre los que se encuentra también la Sagrada Familia.
El papa Francisco, que suele visitar la decoración de la plaza en la noche del 31 de diciembre, siempre ha pedido seguir con la tradición del Portal de Belén tanto en espacios públicos como en los hogares.
De hecho en diciembre de 2019 publicó la carta "Admirabile signum" sobre el significado de esta costumbre y acudió a firmarla a la localidad de Greccio, en cuyas grutas, según la tradición San Francisco de Asís, a quien debe su nombre papal, recreó el primer Portal en el siglo XIII.