Yo creo que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos soñado con convertirnos en unos artistazos de estos que lo petan pero bien. Con hacer un papelón histórico y ganar un Oscar a Mejor Actriz, con sacar un disco que cambie el curso de la música y actuar en el Coachella por lo menos, con pintar un cuadro que se exponga en el MoMA, con grabar un vídeo para Youtube y que nos descubra un cazatalentos… cualquier cosa nos vale para fantasear con nuestros quince minutos de fama.
La mayoría se conforman con marcarse un bailoteo máximo cuando le ponen una canción de Beyoncé en la discoteca, pero yo soy una mujer con grandes ambiciones y no he parado hasta conseguir un papel en una película. ¡Y encima de terror! ¡Que el terror es uno de mis géneros favoritos! (Es que no puedo elegir entre el terror y la comedia, los dos géneros son los mejores).
He de reconocer que mi mayor mérito para formar parte del rodaje de 'Ánimas' era ser amiga del director, José F. Ortuño. Pero oye, hay gente que no tiene amigos, así que a mí me parece razón suficiente para echarme flores. Cuando, hace ya dos años, me dijo que me daría un papelillo en su próxima película yo me lo tomé a broma, pero él es un hombre de palabra y un día me llamó para decirme que en septiembre de 2017 empezarían a rodar en Sevilla y que contaban conmigo para una escena.
En ese mismo instante empecé a preparar mi discurso de agradecimiento para los Goya porque, ¡vaya sorpresa!, no me esperaba ganar este premio a Mejor Actriz Revelación, y quiero compartirlo con mis compañeras nominadas porque sois todas unas artistas enormes. Y después ya bajé a la tierra y fui consciente de que mi papelillo era de figuración e iba a estar ahí al fondo de una discoteca. ¡Suficiente para ser feliz!
Otra de las cosas que más ilusión me hacía, además de ver mi cara en pantalla grande, era formar parte de un rodaje. Con el paso de los años cualquier aficionado va entendiendo cómo se hace una película, pero es mejor verlo que saberlo, la verdad. Y ahora que ya he vivido esa experiencia puedo decir que si hay una palabra que resuma el trabajo en un rodaje: "aburrimiento". ¡Qué lento es todo! Madre mía cuántas horas pasaron desde que llegué, hasta que me maquillaron y luego me colocaron en mi sitio y por fin los directores (porque 'Ánimas' también está dirigida por Laura Alvea) dijeron: "¡Acción!"
Mi acting era coger una uva y comérmela y como yo no soy actriz profesional como otras el ayudante de dirección tuvo que venir a decirme "a ver, guapa, que te has reído". Pero es que no nadie sabe lo complicado que es comerse una uva sin que te rezume el liquidillo, así que si hay que repetir, se repite. Lo importante es que yo esté perfecta.
Pues si se me hicieron largas las horas de espera para rodar una escena, peor ha sido aguantar hasta poder verme por fin en una pantalla del cine. Luego la ilusión todo lo compensa, aunque... no debería contar esto, pero mira, yo lo voy a contar: mi amiguito el director ya me había avisado de que salía menos de un segundo en pantalla, tan solo seis frames, y yo iba preparada para no pestañear. Pero una no puede controlar sus impulsos reflejos y fui a parpadear en el instante justo cuando salía mi escena. Por la cara de alegría de mi acompañante supe que había salido mi cara en la pantalla pero tengo que decir que yo no me vi a mí misma. ¿Se puede ser más triste en esta vida?
Tendré que esperar a que salga el DVD (que también podría volver al cine a verla, que ahora que ya sé en qué momento salgo puedo estar preparada) para verla en casa parando frame a frame a ver si así ya se me saltan las lágrimas de la emoción y me creo Sara Montiel en Vera Cruz. Me queda para el recuerdo una foto del rodaje (que sí, estaba en pelotilla, aunque en la peli luego no se ve nada de carnaza) y saber que a partir de ahora podré decirle a todo el mundo: ¡pues yo soy actriz, que hice una película!
Sobre la peli (en la que salgo, recordad)
'Ánimas' se estrena el 5 de octubre en España. Es una película de terror psicológico sobre dos adolescentes, Alex y Abraham, que son muy amiguitos pero tienen una vida pelín complicada. Ellos son mejores amigos y están muy unidos desde niños. Todo cambia cuando el padre de Abraham muere en un accidente en extrañas circunstancias. A partir de este momento, Álex caerá en un viaje alucinatorio que le llevará a un descenso al infierno, donde la línea entre la realidad y la pesadilla se volverá borrosa hasta el punto en el que Álex comenzará a cuestionar los fundamentos de su propia existencia.