Tengo 24 años, soy brujo y estoy cansado de que la gente cuestione mis creencias

Alex Robles 13/02/2018 11:28

Soy Alex Robles, nací en el 93 y por eso mismo se puede decir que soy millennial. Estudié filosofía y me dedico a hacer muchas cosas vinculadas con Internet, la cultura y el arte (en mi web puedes cotillear un poco lo que hago). Además de todo eso, también soy brujo. Si, has leído bien, he dicho brujo. Y aunque no lo creas hay mucha gente, tanto de mi generación como de otras, que se dedica a estas cosas. No creas que somos unos tarados que se han visto ‘Embrujadas’, ‘Sabrina’, ‘Buffy cazavampiros’, ‘Harry Potter’ y ‘El Señor de los Anillos’ ochenta mil veces y nos creemos que ahora vamos a poder volar con una escoba. La brujería es una forma de espiritualidad.

Yo, en concreto, practico la Wicca, una religión pagana que, por simplificar, se basa en el culto a la dualidad del universo: vida y muerte, noche y día, masculino y femenino y todas esas cosas aparentemente opuestas y la gran variedad de opciones que albergan entre medias. Mucha gente, al igual que yo, llegó a esto por investigar temas esotéricos y se encontró con que había muchísimo por descubrir. Realmente el término esotérico se refiere a los cultos reservados para los iniciados o un grupo específico de una religión, aunque normalmente entendemos por esotérico a todas aquellas prácticas mágicas y vinculadas con lo paranormal. Fue así, investigando, por saciar mi curiosidad, que llegué a la Wicca y aprendí que todo esto realmente forma parte de una espiritualidad, es decir, la forma que cada uno tiene de conectarse con lo divino, en lo que cree.

Empecé cuando aún iba al instituto y, como es lógico, la gente se volvía loca con que le leyera el futuro, porque aunque leer el futuro no es una práctica completamente esencial de mi religión, sí es una práctica muy habitual y muy extendida. De hecho creo que no conozco a nadie que practique la Wicca o la brujería que no lea el futuro. Tengo que confesar que yo también pasé una época en la que no salía de casa sin llevarme mi mazo del tarot.

Aprender a manejar el tarot requiere de mucho estudio de esos símbolos, pero también una pizca de intuición. La explicación que más me gusta dar sobre el funcionamiento del tarot es que sus cartas son un grupo de llaves simbólicas que conectan con la parte más subconsciente y que nos revelan mensajes o cosas que nosotros ya sabemos. Por mi experiencia puedo decir que el futuro se lee como una ayuda a la hora de tomar decisiones o para buscar algo de tranquilidad por saber qué es lo más probable que pase. Creo que el tarot o cualquier otra forma de adivinación son herramientas que ofrecen respuestas para ayudarnos a entender mejor nuestro presente y tomar mejores decisiones en el futuro.

En realidad tampoco veo mal cobrar por ello. Yo más que cobrar por lo que hago cobro por el tiempo que empleo. Yo solo cobro cuando la gente se pone pesada o para financiar proyectos. De hecho, ahora mismo estoy recaudando dinero leyendo el futuro para pagarle el tratamiento psicológico a una chica transexual que vive en Chile.

No me fío un pelo de los que te venden su habilidad con las cartas como si tuvieran un don divino. Es verdad que hay que tener algo especial para la adivinación, pero es el estudio y el entrenamiento lo que te permite leer las cartas. Realmente todos estamos más o menos predispuestos, solo tienes que trabajar en desarrollar tu capacidad. Es como la capacidad de correr muy rápido, puedes nacer con predisposición para correr, pero si no te entrenas nunca llegarás a tu máximo.

Para formarme, he invertido dinero en materiales y cursos. Una baraja de cartas, por ejemplo, puede costar entre veinte y cuarenta euros. Los que nos dedicamos a esto necesitamos unas cartas que nos transmitan algo y no es lo mismo para todos. Afortunadamente internet nos acerca más a los ilustradores que tiene un estilo con el que vibramos más.

En realidad, yo creo en la ciencia, y pienso que la magia o la adivinación no es incompatible con la ciencia. Me gusta mucho una frase de Starhawk en "La Danza en Espiral", un libro que recomiendo a todo el mundo, que dice que "las leyes de la magia son las leyes de la naturaleza". No hay nada paranormal o extraño en todo esto y pienso que en algún momento la ciencia pondrá otro nombre a todas estas cosas, igual que pasó con el magnetismo.

De hecho, es que si a mí me duele mucho la tripa, me voy al médico, no al curandero. Aunque suelo recurrir a remedios naturales (por cierto, eso que en brujería se llama “poción” no es más que una infusión de plantas) o a terapias energéticas tipo reiki o gemoterapia. Y aunque sé que a veces solo tienen un efecto placebo, lo cierto es que en muchas ocasiones me han arreglado el día haciendo desaparecer un dolor de cabeza, por ejemplo.

Mis creencias me ayudan a centrarme, a no perder el norte. Cuando las cosas se han puesto difíciles en mi vida, me han dado algo de perspectiva y esperanza. Muchas veces, leyendo las cartas, puedes descubrir cosas de ti mismo o de otros, de cómo sienten o de cómo piensan, y es que la mayor parte del tiempo ignoramos todas estas cosas hasta de nosotros mismo. Nunca he visto nada malo en todo esto y seguiré sin verlo. Creo que debemos tener una mente más abierta con estas cosas pero sin llegar a perder la visión crítica. No todos los que dicen ser profesionales de estas cosas lo son y debemos pedir credenciales y opiniones. Pero ante todo no debemos de olvidar que todo esto son creencias y que tanta fe tiene el creyente como el ateo, ya que lo que para unos son pruebas para otros no lo son y la religiosidad forma parte inherente del ser humano.

En Yasss nos hemos puesto "un poco esotéricos" y además de traerte este testimonio y de contarte otras curiosidades sobre el martes 13, hemos analizado cómo los jóvenes no esconden que el ocultismo y la espiritualidad les mola cada vez más, cómo ha cambiado la imagen de la brujería y de las brujas modernas y las creencias más rarunas de los famosos.