Las calles de España con los nombres más graciosos y curiosos

  • Cuando se empezaron a nombrar las calles lo más fácil era llamarlas por el gremio que allí se había instalado

  • En las avenidas recién inauguradas a veces se deja participar a los vecinos en la elección de su nombre

  • Las cinco calles más bonitas de España para pasear

Pasear por el casco histórico de una ciudad o por las callejuelas de un pueblo retrotrae a la Edad Media e invita a recordar las historias cotidianas del lugar cuando se las nombraba por los gremios que allí se habían establecido o por la personalidad más ilustre que vivía en una de sus casas blasonadas. Después, a medida que las urbes han ido creciendo, esas denominaciones llegan a ser fruto del ingenio o de los dichos populares de los vecinos. En Uppers nos han llamado la atención sobre todo estas calles de España con los nombres más graciosos y curiosos.

Calle Rompelanzas, en Madrid

Esta calle es la más corta de la capital con poco más de 20 metros de longitud y está en pleno casco histórico. En realidad, podía denominarse como cualquiera de las dos avenidas que enlaza (calle del Maestro Victoria con la calle Mesonero Romanos), que están una a continuación de la otra. Sin embargo, sigue conservando su nombre.

Se inauguró en el siglo XVI y servía para unir dos calles perpendiculares, la del Carmen y la de Preciados. En esos inicios era tan estrecha que para girar a las dos anteriores a los carruajes y a las carretas les crujían los listones (lanzas) de madera. Estas varas, que unían el carro con los animales de tiro, llegaban a romperse, de ahí el nombre de Rompelanzas.

Calle de la Pasa, Madrid

En el siglo XVIII, Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio (1727-1785) ejerció la carrera eclesiástica. Era el sexto hijo de Felipe V y de su segunda esposa Isabel Farnesio. Vivía en el Palacio Arzobispal de Madrid y tenía la costumbre de salir diariamente a repartir pasas a los mendigos que merodeaban por los alrededores de la vicaría. De este modo la calle se convirtió en la de la Pasa. Además, al mismo edificio había que acudir para contraer matrimonio y por ello se hizo famoso el refrán “el que no pasa por la calle de la pasa, no se casa”.

Calle Catahuevos de Ureña, Valladolid

En la población vallisoletana de Ureña, una de sus calles se llama Catahuevos. Según la historia del lugar a esta zona venían a comprar huevos para después revenderlos los recoveros, tal como se les denominaba a las personas que se ganaban la vida con la reventa de alimentos. Primero los cataban, lo que no significaba que los probaran, sino que los exponían a la luz del sol para ver el interior de los huevos al trasluz. De este modo comprobaban si estaban frescos. Este es el motivo por el que a la calle se la empezó a conocer como Catahuevos.

Calle Rómpete el alma, Ferrol

En este caso, en la placa de esta calle no se lee “Rómpete el alma”, aunque todos los vecinos de Ferrol la denominan así. Lo cierto es que su nombre es Méndez Núñez, empieza en el Mercado da Magdalena y muere en el cruce con la calle Rampla tras una pendiente tremenda. Además, a continuación le siguen 59 escalones hasta la Avenida Doctor Fleming. Los vecinos llevan años reclamando la instalación de unas escaleras mecánicas o unas rampas para comunicar este barrio alto de Ferrol con el centro y mejorar su movilidad. Es tan empinada la calle que las personas mayores o con dificultades para moverse ven imposible bajar al centro de Ferrol andando.

Calle Salsipuedes, Pamplona

La calla Salsipuedes es una de las más cortas de toda España. Comienza en la Plaza de San José para recorrer uno de los laterales de la Catedral de Pamplona. Fue inaugurada con este nombre porque se trata de un callejón que no tiene salida de modo que los vecinos y su picaresca empezaron a llamarla Salsipuedes.

Calle Me falta un tornillo, en Arroyo de la Encomienda, Valladolid

Aunque los nombres de las calles tan llamativos suelen ser de siglos atrás en este caso se trata de una avenida muy nueva. Todo empezó cuando en la localidad de Arroyo de la Encomienda de Valladolid se construyó el edificio para albergar la tienda de Ikea en 2002. Se abrió la posibilidad de proponer el nombre de la calle nueva a los vecinos y de votarlo a través de la página de Facebook de la tienda. Ganó por mayoría la divertida denominación "Me falta un tornillo" con el 54,3% de los votos y el Ayuntamiento de la población dio su visto bueno haciéndolo oficial.

A estos nombres de calles le sigue una larga lista de otros igual de extravagantes, curiosos y graciosos en cada ciudad, pueblo o aldea de todo el país. Son dignos de mención como las de Cortarrabos, Mataburros, Mariquince, Buscarruidos, Muela Quebrada, Escuernavacas o Abrazamozas de Zamora; Avenida Super Mario Bros de Zaragoza; Tintín y Milú en el barrio de Alameda de Osuna de Madrid; o Naranjito de Triana de Sevilla. 

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