Cada 21 de enero se conmemora el Día Mundial del Abrazo, una efeméride creada por iniciativa del estadounidense Kevin Zaborney, psicólogo de la Universidad de Michigan, que quiso dejar patente los efectos beneficiosos sobre la persona con esta muestra de cariño por excelencia y su preocupación por la falta de cariño, que puede producir estrés en las personas.
Una de las muestras más evidentes de la conexión positiva entre unos individuos y otros se encuentra en el abrazo que forma parte de la galería de expresiones no verbales, que aportan un mayor grado de información cuando se producen en el ambiente familiar, personal o social. Besos pueden ir unidos o no a abrazos, así como a palabras de cariño y otras muestras gestuales que los acompañan como la mirada, la sonrisa, la posición de cabeza cuerpo y manos. Abrazos de amor y de amistad en la pareja, con los miembros la familia y con los amigos van a estar presentes a lo largo de nuestra vida.
De la frase “un abrazo por ti y un beso para tu hijo” se desprende el diferente grado de escala de valores que podemos establecer con este gesto. Pero, atención, porque hay también “abrazos traicioneros”, que se ocultan tras una venganza personal con mucho disimulo, que en ocasiones han causado heridas graves a quienes los han recibido porque el que ha iniciado el contacto ha escondido un arma blanca entre sus manos.
La psicología nos ofrece una gama amplia en la tipología del abrazo. Hay clasificados hasta 15 abrazos diferentes según la forma en que se dan, la duración e intensidad del cuerpo a cuerpo y la distancia, si se guarda o no: abrazo clásico, amistoso, protector, por el hombre, con o sin palmadita, con caricia en la espalda, son algunos de los más frecuentes. El significado varía en función de la situación y de las personas que le ejecutan. Más bien depende del individuo, porque siempre hay un emisor activo y un receptor más o menos pasivo o activo, aunque en muchas ocasiones ambos ponen el mismo empeño en ese gesto.
El abrazo más efectivo es aquel que va acompañado de una mirada firme, sincera y directa. El contacto visual nos ofrece la realidad de las emociones sin disimulo. A veces el abrazo va cargado de lujuria con lo que se denomina un “abrazo al vuelo”, que es aquel en que una de las personas se eleva sobre la otra y enrosca sus piernas alrededor de la cintura del otro o la otra. Este abrazo tiene un elevado marcado sexual como preludio a una relación en una explosión de amor.
Entre los abrazos más comunes está el clásico de protección y seguridad en el que se entrelazan los brazos con una de las personas de espaldas. Un abrazo por detrás va a cargar de energía positivo al receptor y le va a dar una seguridad infinita. En contraposición está el “medio abrazo” en el que uno abraza al otro solo con un brazo, siendo un gesto tierno pero con poca carga sentimental.
La palmadita en la espalda es un gesto social muy admitido, aunque ya se hace menos cada vez por ser demasiado formal y de código antiguo, preestablecido por la normativa social no escrita de las “buenas maneras sociales”. Se tiende al abrazo como algo espontáneo, con la sonrisa en los ojos, en los labios y las palabras de afecto en que uno reconoce al otro que se alegra de verlo.
El abrazo reduce el estrés, la ansiedad y la inseguridad. Libera serotonina elevando el estado de ánimo. La serotonina, llamada la “hormona de la felicidad”, es un neurotransmisor que actúa en el cerebro, estableciendo comunicación entre las células nerviosas, pudiendo también encontrarse en el sistema digestivo, cardiovascular y en células de la sangre, teniendo diversas funciones.
Este gesto aumenta la seguridad personal y la autoestima y es un elemento fundamental en la comunicación en salud con especial atención en las situaciones de gestión del duelo por situaciones personales adversas.
El abrazo hace a las personas más felices y fomenta la relación y comunicación personal a través del apego. El contacto físico, en general, es fundamental a nivel psicológico y emocional, tanto para personas adultas como para niños.
El arte ha sido uno de los escenarios donde el abrazo se ha perpetuado. Obras como “El abrazo de Vergara”, pintura histórica realista, en que aparecen dos militare en actitud de abrazarse, supone un sello y firma a una situación bélica que puso fin a la primera guerra carlista.
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