Los apellidos españoles que surgieron en orfanatos

En la mayoría de los casos ni siquiera nos paramos a pensar en el significado que pueda tener un apellido más allá de la conexión con las raíces, con los antepasados; el nombre de cada persona es esencial, ayuda a sentir que formamos parte de una familia. Esas palabras que se han convertido en apellidos, en origen tenían un significado, en muchos casos era motivo de orgullo, pero no siempre. 

Hay muchos apellidos que han surgido como manera de ensalzar a la familia, como todos aquellos relacionados con profesiones, que suelen tener origen en la que desempeñaba el padre del bebé que llegaba al mundo, tal y como sucede con quienes se apellidan Zapatero, por ejemplo. 

También los apellidos que terminan en -ez como Fernández o González tienen su motivo. Esa terminación hace referencia a que son los ‘hijos de’, por lo que en origen se hacía referencia a que el recién nacido era hijo de Fernando o Gonzalo en estos casos. 

Sin embargo, no todos los niños tuvieron la suerte de contar con una familia que les proporcionara un entorno seguro y unos apellidos, muchos de ellos fueron abandonados, buscando un futuro mejor que sus progenitores no podían ofrecerles y en los orfanatos y centros donde les recogían escogían para ellos un apellido. 

Los apellidos españoles que surgieron en orfanatos

El más famoso de los apellidos surgidos en estos orfanatos es Expósito, un término que se empleaba para hacer referencia precisamente a los niños que habían sido abandonados por sus padres y que eran huérfanos. Se desconocía su nombre y, por tanto, su apellido, y era con este con el que les inscribían. Un apellido que tenía un peso diferente sobre quien lo llevaba y que la ley permite cambiar si así se desea desde 1921. 

Este era un apellido que se empleaba en algunas ocasiones, como también otros como Tirado, Diosdado o Blanco, pero hay otros muchos cuyo origen también nos lleva hasta una situación de abandono del pequeño. Así sucede con aquellos que son nombres de ciudades, que se ponían en el caso de saber el origen del bebé, como Bilbao, Sevilla o Madrid. En algunas ocasiones se escogía para ellos apellidos habituales de la zona para que no fuera tan evidente y pudiera pasar más desapercibido.

Si el niño o niña era abandonado en una iglesia, no es raro que el apellido hiciera referencia a esto, escogiendo algunos como De la Iglesia, San Juan, De Dios, Iglesias o De María. En Cataluña escogían en ocasiones el apellido Deulofeu, traducido como ‘Dios lo hizo’, y en Aragón solían apellidarse Gracia o de Gracia, haciendo referencia a que habían sobrevivido ‘por la Gracia de Dios’. 

Apellidos que esconden un significado mucho más duro de lo que en un primer momento podríamos pensar y que pueden invitar a muchas personas a estudiar su historia familiar aunque, con el paso del tiempo, sí que hayan ido pasando de padres a hijos. Ahora es perfectamente habitual que alguien apellidado Blanco lo sea por herencia de sus padres y no por haber sido abandonado en un orfanato.