Alemania es conocida por sus autopistas, las Autobahn, donde en muchos tramos no existen límites de velocidad, a diferencia de lo que estamos acostumbrados en España, donde el límite máximo en este tipo de vías es de 120 kilómetros por hora. Sin embargo, es importante conocer el contexto y razones detrás de esta diferencia para poder comprenderla en toda su magnitud.
En primer lugar hay que dejar claro que, aunque existe la percepción de que todas las autopistas alemanas carecen de límites, esto no es completamente cierto. “Tan solo” alrededor del 60% de las Autobahn no tienen límites de velocidad, con el resto tramos teniendo límites máximos que varían entre 80 y 130 km/h, sobre todo en zonas de alta siniestralidad o cuando existen condiciones meteorológicas adversas. Las autoridades alemanas recomiendan una velocidad máxima de 130 km/h, y los conductores que superan esta velocidad pueden enfrentarse a problemas legales en caso de accidente.
Para justificar esta diferencia con los límites de otros países, se argumenta que la falta de limitación de velocidad no necesariamente va unida a un aumento en la tasa de accidentes mortales. De hecho, Alemania tiene una tasa de accidentes mortales inferior a la media europea, con entre 31 y 34 muertes por millón de habitantes entre 2020 y 2022. Las estadísticas muestran que, aunque en las autopistas se circula a mayor velocidad, el número de accidentes y heridos es menor en comparación con las carreteras rurales y federales.
La ausencia de límites de velocidad en las Autobahn se ha convertido en un icono cultural en Alemania. Organizaciones como el ADAC (el mayor club automovilístico de Alemania) y la Asociación Alemana de la Industria Automotriz han sido defensores de mantener esta política, argumentando que los vehículos de mayor potencia, que suelen alcanzar velocidades superiores a los 250 km/h, ofrecen márgenes de beneficio económico mayores. La cultura automovilística alemana valora la libertad de conducir sin restricciones, y esto se refleja en la resistencia a la introducción de límites.
En el otro extremo de la balanza estarían los ecologistas, que proponen la introducción de un límite de velocidad para reducir las emisiones de CO₂. Según la Agencia Alemana de Medio Ambiente, un límite de 120 km/h podría reducir las emisiones en 4,5 millones de toneladas, lo que representaría un 2,9% menos que en 2018. Sin embargo, los opositores argumentan que el impacto ambiental no sería significativo y restringiría la libertad individual de los conductores.
Fuera de Alemania, la única otra región que permite circular sin límites de velocidad es la Isla de Man. En el resto de Europa, la mayoría de los países han establecido límites de velocidad, con variaciones que suelen oscilar entre 120 y 140 km/h en autopistas. En España, por ejemplo, el límite en autopistas y autovías es de 120 km/h, una medida enmarcada en la Estrategia de Seguridad Vial para reducir la siniestralidad.
En resumen, la ausencia de límites de velocidad en muchas de las Autobahn alemanas es el resultado de una combinación de factores culturales, económicos, y un debate sobre seguridad y medio ambiente. Mientras los defensores ven en ello una libertad y un símbolo nacional, los críticos abogan por la seguridad y la reducción de emisiones.