En el Día Mundial del Huevo, que se celebra el segundo viernes de octubre cada año, se aprovecha para recordar los beneficios que nos aportan en las dietas saludables. Cada vez son más los que dudan sobre las diferencias entre los camperos y los ecológicos, aunque ambos tienen un valor nutricional innegable. Según el Instituto de Estudios del Huevo, existen cinco razones para introducir este alimento en nuestra rutina: tiene una extraordinaria fuente de proteína, son buenos para el cerebro, el corazón y la vista y nos mantienen sanos.

Los huevos son un tipo de alimento que no necesita sufrir cambios extremos de temperatura, ya que puede convertirse en un puente para las bacterias que se encuentran en la cáscara. Por esta razón, en los supermercados se encuentran a temperatura ambiente con el fin de evitar que la fina capa transparente se rompa y pueda producir enfermedades como la salmonela.

Siempre que acudimos al supermercado, encontramos que los huevos no están refrigerados. Cuando llegamos a casa, lo primero que hacemos es meterlo rápidamente en la nevera. Pero, ¿lo hacemos bien? La respuesta es sí. Lo más importante es que no sufran cambios de temperaturas extremos que puedan dañar la pequeña capa que protege el huevo en su interior. En épocas como el verano, resulta esencial no dejarlos en la encima con el calor extremo para evitar este tipo de situaciones.

Así, es fundamental guardarlos en la nevera para evitar que entren las bacterias en las épocas de calor que nos pueden provocar la salmonela. Entre las ventajas de guardarlos en el frigorífico se encuentran dos fundamentales. La primera, que durarán más tiempo en buen estado. La segunda, que la clara quedará más densa y la yema más concentrada.

En cuanto a lavar los huevos, por verles la cáscara sucia, es un terrible error. Este tipo de alimentos no necesitan ser lavados, ya que por dentro se conservan en buen estado y si se rompen, se abrirán las puertas a las bacterias que nos pueden provocar intoxicaciones o graves enfermedades.

En el caso de que los hayas lavado, pese a estar desaconsejado por las autoridades sanitarias, deberás de guardarlos rápidamente en la nevera para evitar que cualquier bacteria prolifere en el interior del huevo.