Si imaginas a alguien sacando la lengua mientras realiza una tarea, lo más seguro es que estés pensando en un joven infante, concentrado mientras trata de dibujar, escribir o realizar una tarea compleja. Sin embargo, esta costumbre no es exclusiva de los más jóvenes de la casa, sino que todos somos susceptibles de ser pillados con la lengua fuera en un momento de concentración extrema, y que levante la mano quien crea que se libra de este pequeño estigma.
Pero hay una explicación clara y sencilla para esto, tanto en adultos como en niños. Resulta que la región del cerebro que se dedica al lenguaje es casi la misma que se usa para las acciones que requieren de nuestra destreza y el uso de herramientas. Por tanto cuando estamos realizando una acción con las manos que necesita nuestra atención al detalle, con trabajo exhaustivo de esta zona del cerebro, la parte dedicada a la región del lenguaje se ‘apaga’ para centrar recursos donde nuestras acciones así lo requieren.
Conviene señalar que la lengua es un músculo de lo más exigente con las funciones de nuestro cerebro, en constante movimiento, incluso aunque no estemos hablando o comiendo. Además, está cubierta de receptores de todo tipo, tanto referidos al tacto como al sentido del gusto, actualizando constantemente a nuestro cerebro sobre lo que pasa en nuestra boca. Que saquemos la lengua permite al cerebro centrarse en otras funciones y liberarse de la carga de procesamiento que por defecto se lleva este músculo de nuestra boca.
En definitiva, sacar la lengua cuando nos concentramos en tareas manuales no es signo de nada negativo, más que el simple hecho de que estamos centrados en una tarea compleja, normalmente manual, que requiere de una buena parte de la gran potencia de nuestro cerebro.
Todo lo que hemos dicho hasta aquí deja de aplicarse si hablamos de los bebé, que sacan la lengua por múltiples motivos, y solo podemos interpretar las razones de que hagan esto. La principal es la simple experimentación de los recién nacidos con su cuerpo, jugando a hacer pompas, sacando la lengua sin sentido o emitiendo sonidos casi aleatorios. Incluso es posible que los bebés traten de imitar a sus progenitores o simplemente estén jugando divertidos con las reacciones de ellos mismos.
Sin embargo hay más reacciones y razones para que los bebés saquen la lengua, como puede ser que tengan hambre, le estén saliendo los dientes (y por tanto tenga algo de dolor en la boca), o que se le salga de la boca por estar respirando por ella, al tener la nariz taponada. Nada raro para los niños de esta edad, como podemos ver.
También hay un par de razones menos habituales y que requerirían que consultaras a un médico de cabecera para que profundizara en ello. Por un lado puede que el bebé saque más de la cuenta la lengua por tener macroglosia, que es tener una lengua de un tamaño más grande de lo normal, hasta el punto de que no cabe en la boca. Puede estar relacionado con condiciones como el Síndrome de Down, hipotiroidismo o el Síndrome de Beckwith-Widemann. También puede ser por genética o un simple crecimiento anormal del músculo.
Por otro lado estaría la micrognacia, que es cuando se tiene una mandíbula inferior más pequeña de lo normal para la edad y género específicos del paciente. En este caso no está tan relacionado con otras condiciones, aunque hay ocasiones en que está relacionado con el paladar hendido, pero igualmente conviene consultar a un médico para asegurarse de que todo va bien.