Mario Vargas Llosa continúa ingresado en la madrileña clínica Ruber Internacional, tras haberse contagiado de Covid por segunda vez. Hace año y medio, también tuvo que ser hospitalizado.
La última hora, tal y como avanzaron ayer en Así es la vida (Telecinco) y ha confirmado hoy el hijo del Nobel, Gonzalo Vargas Llosa, es que el escritor de 87 años se encuentra en estos momentos “estable”, con tos, fiebre y los síntomas propios de la enfermedad, pero “fuera de peligro”. Ya está en planta, en una suite, y podría recibir el alta en los próximos días si todo sigue como hasta ahora.
Prueba de que la salud de Vargas Llosa ha mejorado en estos últimos días es el hecho de que Patricia Llosa y Morgana ya no se encuentran en Madrid, sino que han viajaron este martes Sicilia (Italia).
La ex mujer y la hija del Nobel de Literatura cogieron un vuelo con destino a Catania, según ha podido saber NIUS, donde aterrizaron a medio día.
Se desconoce si el motivo del viaje que madre e hija debían tener programado es por ocio o trabajo, pero su escapada vendría a confirmar que Mario Vargas Llosa evoluciona favorablemente y que su situación no es tan grave como se había especulado inicialmente.
Sus otros dos hijos, Álvaro y Gonzalo, son los que están ahora pendientes de la evolución de su padre, en la clínica Ruber.
Gonzalo Vargas Llosa atendía esta mañana a los micrófonos de Europa Press, antes de ir al hospital. "Está estable pero todavía un poco delicado", explicaba sobre el estado del escritor, que a sus 87 años no deja de ser un paciente de riesgo a pesar de sus buenas condiciones físicas. Gonzalo asegura que tanto la familia como los médicos que le tratan "somos optimistas y esperamos que dentro de unos días ya le den el alta y pueda regresar a casa".
Aunque su padre está aún aislado, "le podemos ver y a través de una ventana podemos tener contacto con él. En la familia nos estamos turnando para que siempre haya alguien con él", ha dicho.
La preocupación por el estado de salud de Vargas Llosa tras este nuevo ingreso hospitalario es lógica, teniendo en cuenta su avanzada edad y que es la segunda vez que contrae Covid. Según La Razón, Isabel Preysler, ex pareja del escritor, se habría interesado por él, pero la familia del Nobel, que no tiene buena relación con la socialité, no responde a sus llamadas.
Una información contradictoria con la que ha dado Gonzalo Vargas Llosa esta mañana, dando a entender que la madre de Tamara Falcó no se ha interesado por la salud de su padre, pese a lo preocupantes de las informaciones que se dieron en un primer momento.
El hijo del escritor dice haber tenido el apoyo de "centenares de personas que nos han escrito y han llamado para solidarizarse con él y con la familia, y para preguntar por su estado de salud". Sin embargo, entre las numerosas muestras de cariño que han recibido desde que el autor de La ciudad y los perros ingresó en el hospital no está la de Isabel Preysler: "Yo no he visto ningún mensaje de la persona que usted menciona, pero sí de muchísima gente y eso de verdad que ha sido muy conmovedor para nosotros".
Patricia Llosa, ex mujer y madre de los tres hijos del escritor hispano peruano, con quien se habría reconciliado tras la ruptura con Isabel Preysler, era grabada el lunes mientras salía a dar un paseo por los alrededores de su domicilio en el centro de Madrid, acompañada de tres de sus nietas.
Se la veía preocupada, pero sobre todo enfadada, usando a las jóvenes como escudo para no ser fotografiada o abordada para ser preguntada por la salud de su ex marido:
Muy seria, y viendo que su estrategia no surtía el efecto deseado, la mujer de Vargas Llosa ocultaba su rostro con su chaqueta, ignorando las preguntas de los reporteros.
Su hija Morgana tampoco se ha mostrado muy amable cuando ha sido preguntada por los reporteros, con unas malas formas que recordaban a las que ya mostró a su vuelta de París, el pasado febrero, cuando la familia acompañó al escritor en su investidura como nuevo miembro de la Academia francesa.
La hija del escritor llegó a tildar a los periodistas de mentirosos cuando le aseguraban que solamente querían conocer el estado del escritor.