Afortunadamente no son pocos los casos conocidos sobre personas longevas que han llegado a cumplir cifras muy altas de años de vida, desde celebridades como la reina Isabel II hasta familias como la canaria que en total suman 1.057 años. Pero lejos del 'quién', la gente desde tiempos remotos busca el 'cómo' para vivir tantos años. La española de 109 años, Paquita Salguero explica que el secreto está en ser feliz, y aunque no lo ponemos en duda, un grupo de investigadores ha detectado que las personas más longevas de ciertas "zonas azules", zonas con alto registro de longevidad, comparten cuatro costumbres que podrían ser la clave para vivir más y mejor.
Por el contrario, también se conocen otros factores y circunstancias, voluntarias, como el realizarse tatuajes, o involuntarias, como el sufrir de TDAH, que hacen que muchas personas vivan menos años que otras.
Las "zonas azules" reciben este nombre desde principios del siglo XXI cuando el astrofísico y especialista en demografía, Michael Poulain, y el prestigioso gerontólogo italiano, Gianni Pes, “se dedicaron a indagar en qué lugares del mundo vivían las personas de mayor edad. En un mapamundi iban trazando un círculo azul con un rotulador en el nombre de cada pueblo o ciudad en el que encontraban varias personas que llegaban a los 100 años de vida. Así fue que se les puso ‘azules’, en referencia al color que usaron para marcar en el mapa borrador mientras analizaban el fenómeno”.
Como explicó el doctor Alberto Cormillot en Infobae, las “zonas azules” son regiones que “se describieron como aquellas en las que las personas viven más años; sus habitantes son centenarios pero sin hacer un cuidado especial de su salud”. En estos sitios las personas “superan en décadas la expectativa de vida” del resto mundo. “Además, los índices de enfermedades coronarias, de cáncer y de demencia senil son sensiblemente inferiores”.
Algunas de estas "zonas azules" corresponden a: la isla griega de Ikaria; Loma Linda, en California; Cerdenia, en Italia; Okinawa, en Japón y Nicoya, en Costa Rica. Dan Buettner, escritor y periodista estadounidense, fue uno de los primeros en investigar estas regiones con el fin de descubrir, que costumbres o peculiaridades hacían cuyo resultado era que muchas personas llegaran a ser centenarias. Detectó en esas regiones que se alimentan con una dieta baja en proteínas y mantienen un lazo férreo con sus comunidades. Algunos de estos hábitos se pueden practicar por la mañana apenas uno se despierta y comenzar, de esta forma, el día.
Conocido como 'ikigai' en japonés ('iki', que significa vida y 'gai', que podría definirse como “la realización de lo que uno espera”, “valor” o bien “mérito”), corresponde a lo que da una razón para levantarse cada mañana y es un hábito que practican cada mañana en la "zona azul" de Japón. El concepto habla de pequeñas gestos, de reconocer la riqueza en distintas actitudes y de un estilo de vida que te lleva a vivir con satisfacción a sentirse realizado, algo que por milenios ha funcionado en la cultura japonesa y especialmente en su “zona azul”. “Es fascinante ver hasta qué punto el ikigai es connatural a muchos japoneses”, dijo Ken Mogi en su libro 'Ikigai Esencial, la sabiduría milenaria que dará sentido a cada día de tu vida'. El proceso, aseguró Mogi, generalmente comienza abrazando cinco pilares: comenzar poco a poco, aceptarse a sí mismo, conectarse con los demás y con el planeta, encontrar alegría en las pequeñas cosas y estar presente.
Buettner detectó en las regiones que habitan personas longevas que la alimentación basada en plantas y la dieta mediterránea es una de las bases de una vida larga y saludable. Una mujer, una mujer de 105 años que vive en Loma Linda, en California, aseguró que comienza el día con un abundante plato de avena cocida a fuego lento a lo que suma dátiles, un fruto de las palmeras datileras Phoenix, y también suma alimentos con fibra, más nueces y un poco de leche de soja, que contiene proteínas. Buettner reveló que esta mujer agrega jugo de ciruela que, además de ayudar contra el estreñimiento, contribuye a reducir la presión arterial y el colesterol.
Resulta que los habitantes de estas zonas nunca se saltan su ingesta de café por la mañana y se beben un total de dos y tres tazas de café negro al día. Según la Sociedad Americana del Corazón, el café está asociado con un menor riesgo de mortalidad. Por supuesto, el café no debe beberse con mucha azúcar, que está contraindicada porque aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, y los especialistas aseguran que es preferible darle un toque de dulzor con un chorrito de leche. Según datos de un estudio presentado en 2021 en la reunión anual de la Sociedad Europea de Cardiología, la ingesta diaria de 0,5 a 3 tazas se asoció con un menor riesgo de muerte por enfermedad cardíaca y derrame cerebral en comparación con los no bebedores de café. El secreto de la costumbre descubierta por el autor estadounidense es beber el café negro o con muy poca azúcar o un chorro de leche.
Un estudio realizado por los expertos de la Universidad de Harvard ha mostrado que las emociones se contagian e influyen en el comportamiento de los grupos como un "efecto dominó". “Dile algo amable a la primera persona que conozcamos”, le dijo Buettner a la periodista australiana Sarah Wilson. Esta fue una de las lecciones que aprendió en sus recorridos por las “zonas azules”. Una de las cosas más importantes detectadas por quienes estudiaron a las personas que viven en las “zonas azules” es el profundo lazo que mantienen con las personas de su entorno y con su comunidad, donde cuentan con relaciones humanas significativas por lo que, se hizo evidente, que una vida social saludable es fundamental para una buena salud y para tener una vida más larga.