La muestra, presente desde hoy y hasta el próximo 14 de junio en la madrileña Casa Encendida, arranca en 1888 y finaliza en 2005 y sirve como viaje para mostrar "la sinergia entre la fotografía y la Gran Manzana a lo largo de un período de grandes transformaciones para ambos", explicó la comisaria de la muestra, Sarah Hermanson.
Conservadora del Departamento de Fotografía del MoMA, Hermanson ha seleccionado 145 retratos, muchos de ellos convertidos en auténticos iconos, como la célebre "Coney Island", con la muchedumbre en la playa mirando a cámara.
Y es que los 93 autores elegidos son maestros de la fotografía como Diane Arbus, Berenice Abbott, Henri Cartier-Bresson, Walker Evans, Cindy Sherman, Irving Penn o Andy Warhol.
El glamour y la crudeza de esta ciudad se plasma en los grandes contrastes que se aprecian en la muestra, desde el nido de bandidos de principios de siglo o la familia italiana recién llegada a la Isla de Ellis, hasta el festivo Morocco, el retrato de los rascacielos como grandes torres de piedra que casi rozan el cielo, las escenas callejeras, los clubes sociales, desde uno de Harlem hasta el baile de presentación en sociedad de las niñas pudientes.
El puente de Brooklyn, que se puede ver desde los momentos de su construcción hasta una vista actual, es otra de las constantes de la muestra, sobre todo por la serie realizada sobre este tema por Walker Evans.
Los rascacielos, como columnatas que disparan al cielo, o fotografiados en forma casi plásticas como un cuadro de líneas geométricas, se mezclan con las escenas de la vida cotidiana, de las pequeñas tiendas y las calles.
Wall Street aparece como un búnker de hormigón al pie del cual caminan unas pequeñas figuras grises y la opulencia de los ricos se contrapone a la miseria más absoluta en ese mundo de contrastes continuos que es Nueva York.
La pericia al captar un gesto, una mirada, un rostro embargado por la tristeza o por una alegre carcajada, se entremezclan con vistas generales de la Quinta Avenida, el tránsito de personas y vehículos, frente a otros lugares despoblados o desapacibles es el sello común de los fotógrafos presentes en la muestra.
"Nueva York es desde el fin de la II Guerra Mundial y durante todo el siglo XX el icono de la modernidad, algo que quizás deje de ser en el siglo XXI y este conjunto de obras nos traen la nostalgia de aquello que un día puede transformarse o desaparecer", apunta José María Guirao, director de la Casa Encendida.
La exposición se ha podido realizar gracias a la colaboración del MoMA (Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York) que cuenta con unos fondos de 50.000 fotografías, de las que Sarah Hermanson eligió "aquellas que se han convertido en todo un icono"
Entre los autores, los hay procedentes de Nueva York, otros americanos que se instalaron en la ciudad y aquellos que sólo la visitaron, como el francés Cartier Bresson.
"Retratos de Nueva York" se divide en tres salas, dispuestas las fotografías por orden cronológico. Así, la primera ocupa la obra más temprana, de 1888 a 1960; mientras la segunda es ya "más temática y en ella se acogen las famosas y tradicionales fotos hechas de noche en la llamada ciudad que nunca duerme", apunta la comisaria.
Y el último bloque lo ocupan los retratos desde 1960 a la actualidad; pero, como señala Sarah Hermanson, "cualquier selección de fotografías de Nueva York es incompleta".
Por eso ha buscado aquellas imágenes que ya son iconos fotográficos, junto a otras que han ayudado a definir la imagen que los neoyorquinos tienen de sí mismos y en la imaginación de todo el mundo.
Mercedes Cerviño