Pocas veces sucede ya, que los músicos tengan la libertad de dar vida a sus letras sin caer rendidos al márketing y a las tendencias del mercado musical. Puede que eso ocurra con quienes llevan toda una vida en esto y hayan forjado un nombre y un sello propio en la banda sonora de este país. Mikel Erentxun, es eso, historia de la música.
Es en 2014 cuando comienza a grabar su trilogía de El Puerto de Santa María, en los estudios de Paco Loco, su productor habitual desde entonces. Inaugurada con el doble álbum “Corazones” , continuó con “El hombre sin sombra” (2017) y ahora nos llega el tercero y cierre: “El último vuelo del hombre bala” (2019).
Esta última parte, tiene características de sus dos anteriores. Todas las letras han sido escritas por él y lejos de utilizar la última tecnología, el donostiarra ha dado vida a este último trabajo utilizando las cintas analógicas.
Esta fantástica última década en la discografía de Mikel, se caracteriza principalmente por la búsqueda de la pureza del sonido analógico, por la utilización de metodologías de grabación propias de los grandes alquimistas del registro en cinta. Discos con pocas concesiones a la radio comercial, que claramente mira hacia otro lado.
Afortunadamente, Mikel ha mantenido la relación con una base importante de fans, que aumenta disco a disco y concierto a concierto, reconquistando el respeto entre compañeros de profesión y periodistas, tanto en España como en América Latina.
Un cocktail musical que te sorprenderá y no te dejará indiferente.