El Cervantes Theatre de Londres acaba de estrenar ‘Joe Strummer Takes a Walk’, una obra que mezcla punk y poesía, Londres y Granada y al líder de The Clash con Federico García Lorca. Está basada en ‘El paseo de Joe Strummer’, del dramaturgo algecireño Juan Alberto Salvatierra, que asistió al estreno. Salvatierra parte de una historia que escuchó un día por la radio contada por el cantante de Lagartija Nick, Antonio Arias. Explicó que una vez su hermano Jesús y Joe Strummer, en una de sus estancias en Granada, decidieron ir a desenterrar el cuerpo de Lorca donde creían que estaba la fosa común.
“Yo no conocía esa historia y cuando la escuché me dije que había material casi mitológico para escribir una historia, me obsesioné y empecé a investigar”, dice Salvatierra. La anécdota ocurrió “una noche loca de verano” del 18 de agosto de 1985, en el cuadragésimo noveno aniversario del asesinato de Lorca. Jesús Arias era periodista, músico y el confidente de Joe Strummer en Granada. “Era una persona muy querida y reconocida en la movida musical que había en Granada, que era muy efervescente en ese momento”, cuenta Salvatierra.
Los dos amigos se comunicaban en inglés porque el español de Strummer era muy básico como se pudo comprobar en la canción ‘Spanish Bombs’, de 1979. Se pasaron la noche de juerga por Granada antes de tener la ocurrencia de desenterrar a Lorca. Compraron un pico y una pala, cogieron un coche y condujeron hasta Viznar, un pueblo de montaña que está a una media hora de Granada. Y se metieron en los campos de olivos entre Viznar y Alfacar, donde se cree que están los restos del poeta.
Esa fue la historia que escuchó por la radio. Y este es el punto de partida de la suya. Salvatierra se sumergió en la discografía de The Clash y en la biografía de Strummer (1952-2002). Pero se reservó para él espacio para poder imaginar lo que sucedió a partir del momento en que se adentraron en los campos de olivos de Viznar para tener la máxima libertad para llenar con palabras el vacío de aquella noche loca. Arias y Strummer, los dos protagonistas, ya habían fallecido cuando Salvatierra escribió la pieza, así que no había manera de probar la historia. Los datos biográficos son rigurosos.
A Salvatierra le fascinó la estrecha relación de Strummer con Granada y con su tierra y con el poeta. “El descubrimiento de la poesía de Lorca supuso para el cantante de The Clash un verdadero hito en su formación —explica—. De ahí el amor que le surge por la ciudad de Granada”. La persona que lo acercó por primera vez a Granada fue Paloma Romero, una exnovia que tuvo en 1972 a la que llamaban “Palmolive” y que era batería del grupo punk femenino The Slits. La conoció mientras vivía como okupa en la casa del número 101 de Walterton Road en Londres. Entonces Strummer se hacía llamar “Woody” y era el líder del grupo 101ers. El batería del grupo, Richard Dudanski, salía con Esperanza, la hermana de Paloma.
En 1974 Strummer, Dudanki, Palmolive y Esperanza se fueron de viaje a Marruecos y pararon en Granada. Strummer se enamoró de la ciudad y conoció a Jesús Arias. Todavía faltaban dos años para que formara The Clash. El verdadero nombre de Strummer era John Graham Mellor. Era el hijo de un diplomático británico. Nació en Ankara, en Turquía, y pasó la infancia entre El Cairo, Ciudad de México y Bonn, donde estaba destinado su padre. Uno de los momentos más traumáticos de su vida fue el suicidio de su hermano David en julio de 1970.
John Graham Mellor buscó su propio camino, primero a través de las Bellas Artes y del dibujo y después a través de la música, adoptando diversos pseudónimos como el de “Woody” y más tarde el de “Strummer” (rasgueador), por su agresiva forma de tocar la guitarra. Y como Joe Strummer entró en el panteón del rockandroll. En agosto de 1985 tenía 32 años, a punto de cumplir los 33, los The Clash ya habían echado a Mick Jones y publicado el que sería su último álbum, ‘Cut the crap’. Aquel viaje a Granada y aquella búsqueda del cuerpo de Lorca se habían transformado en algo más. Salvatierra dice que “fue huyendo un poco del mito en el que se había convertido con The Clash”.
“Estaba buscando a Lorca, pero, ¿qué pasaría si encontraba el cuerpo? ¿Era encontrar el cuerpo y ya está o quería venir aquí [a Granada] para no encontrarlo?”, se pregunta Robert Bradley, el actor escocés que lo interpreta. Un año después de aquel viaje, los The Clash se disolvieron y Strummer se distanció de la música. Se dedicó al cine. Hizo de actor y compuso diversas bandas sonoras. Y produjo discos para otros grupos de la escena granadina como los 091. “Algo que encontró en Granada cambió su trabajo entero”, dice Bradley.
Bradley cuenta que buena parte de su trabajo de preparación ha sido poder transmitir la misma energía que expelía Strummer en un escenario. “Cualquiera que haya visto un concierto de Strummer sabe cómo domina el escenario, da el cien por cien —explica—, y es maravilloso para un actor tener esta sensación de dominar el escenario, pero teatralmente, el personaje experimenta un viaje y no puede estar siempre allá arriba como si fuera un concierto, lo tengo que llevar por altos y bajos, por preguntas y respuestas, debo saber adónde va esa energía”.
Juan Alberto Salvatierra es autor de ‘La gente fea no se baña en la playa’ y ‘El rey de Algeciras’. Escribió ‘El paseo de Joe Strummer’ en apenas un año. La presentó al Premio Ana Caro de teatro, convocado por el Cervantes Theatre y Ediciones Antígona, y ganó. Jorge de Juan, el director del Cervantes Theatre, era miembro del jurado y quedó fascinado por la obra, que está llena de referencias a las piezas de la etapa lorquiana del “Teatro Imposible”. La obra está traducida al inglés y la representan para el público británico en el país donde se originó el punk.
De Juan es un apasionado de Lorca. En el Cervantes Theatre han representado ‘Bodas de sangre’, ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Yerma’. Para De Juan, si no lo hubieran asesinado en 1936, con 38 años, se habría convertido en el autor más grande del siglo XX. “Ya lo es en muchos sentidos, pero con todo lo que estaba explorando y, sobre todo, después de lo que significó el viaje a Nueva York y Cuba en su teatro y en su manera de pensar y expresarse, Federico habría sido, sin lugar a dudas, el autor más importante del siglo XX”, asegura.
“Lorca y Strummer tenían en común una pasión absoluta por la vida, por el amor, por la muerte, por el ser humano, por la creatividad, por la locura dentro de la creatividad, por el simbolismo, por surrealismo, por eso Joe Strummer estaba obsesionado con Lorca y con descubrir donde estaba enterrado”. De alguna manera, la obra reabre el debate de dónde está enterrado Lorca. Hay muchas teorías al respecto. De Juan asegura que se imagina dónde puede estar. “Prefiero guardármelo para mí”, dice. Pero, ¿se equivocó de lugar Strummer?