Si haber estado en un naufragio es algo bello y glorioso, como afirma el portugués Fernando Pessoa, también lo es la segunda parte de su reflexión: que para haberlo vivido hubo que estar allí. Quizás en esa reflexión podríamos encuadrar un proyecto que ahora ve la luz en Algeciras, convertir algunos pecios hundidos en el Estrecho, en un museo subacuático que pueda acercarnos a esa triste belleza. Se trata de transformar naufragios del pasado, en un museo para el futuro.

"La idea es llevar a la gente al fondo del mar", cuenta Felipe Cerezo, arqueólogo subacuático de la Fundación Campus Tecnológico de Algeciras. "Es un proyecto destinado a facilitar el acceso al patrimonio subacuático, a través de diferentes experiencias de musealización in situ".

Porque sí, se quiere que el verano próximo podamos ponernos las aletas y el respirador, y descender bajo las aguas hasta tres vapores del siglo XIX, o un navío genovés del XVI, todos a poca profundidad. Allí nos encontraremos un recorrido predefinido por esos pecios, de la mano de un club de buceo que colabora en el proyecto. ¿Qué veremos?.

"Todos tenemos la imagen de que cuando llegamos a un yacimiento subacuático sea un poco como el barco de Tintín, que está sumergido y perfectamente conservado. No siempre es así", explica Felipe Cerezo. "Pero encontraremos elementos muy significativos de la arquitectura naval del barco, como las calderas o los elementos de la máquina -en los vapores-. En el caso del barco genovés se van a encontrar objetos del cargamento comercial, de la vida a bordo, o cañones".

Todo eso es difícil de interpretar bajo el agua. Allí no podemos hablar, así que habrá carteles fijados en el fondo para que los visitantes puedan verlos. Si no pueden bucear no se preocupen, La visita también podrá hacerse de forma virtual.

"Hemos generado un experiencia de buceo en seco", cuentan desde la Fundación. "Nosotros generamos una documentación tridimensional del yacimiento, y generamos un modelo que, con unas gafas de realidad virtual, nos permitirá hacer una experiencia de buceo, pero en seco".

Un patrimonio oculto, un patrimonio que ahora está bajo el agua, podrá ser conocido. Seremos conscientes de su existencia y, quizás por ello, lo protejamos mejor. Porque un naufragio es bello y ahora, siglos después, podremos vivirlo sin haber estado allí.