El legado que deja Miquel Barceló en la ciencia ficción: "En España un escritor no puede ganarse la vida con esto"
El editor falleció el pasado martes a los 72 años
Fue una figura clave de la expansión de la ciencia ficción en España
Con motivo de su muerte recuperamos una entrevista inédita realizada en 2015
Recuerdo que nos vimos en el Planetario de Madrid un 16 de septiembre de hace seis años. El editor y gurú español de la ciencia ficción Miquel Barceló (Mataró, 1948 - 2021) acababa de publicar una actualización de un manual clave para cualquier aficionado: Ciencia Ficción: Nueva guía de lectura (Nova, 2015). Aquello se antojó una oportunidad ideal para hacer balance de un género denostado por la crítica pero abrazado por el público que no hubiera sido el mismo en España si el propio Barceló, ingeniero aeronáutico, doctor en informática y catedrático entonces de la Universidad Politécnica de Cataluña, no hubiera fundado y dirigido durante años el sello editorial Nova.
Crítico, antólogista, editor, traductor y autor. Ante todo un apasionado fan. Compartimos un par de horas. Afable, cercano y didáctico se dejó hacer ante la siempre exigente cámara de televisión. Como anécdota entonces se mostró entusiasta de El Libro del Día del Juicio Final de Connie Willis (Nova, 1992) que aborda la lucha de una pandemia global con viajes en el tiempo incluidos
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Diversas cuestiones impidieron entonces que ese material saliera a la luz. Ahora con motivo de su fallecimiento el pasado martes a los 72 años rendimos homenaje a esta figura esencial del género en nuestro país con la publicación de la entrevista inédita. Comenzando por una pregunta inevitable.
Pregunta: Defina ciencia ficción.
Respuesta: La ciencia ficción es muy difícil de definir porque llevamos con ella 200 años, casi desde el Frankenstein de Mary Shelley. Y en esos 200 años ha ido cambiando. Si tengo que elegir me suelo quedar con la versión que dio Isaac Asimov, que dice que es la narrativa que trata de la respuesta humana a los cambios que producen la ciencia y la tecnología.
P: Y usted ¿Cómo descubrió el género?
R: Siempre lo cuento. Mi padre leía ciencia ficción y un día, a los 9 años, me encaramé en un montón de sillas para coger el primer libro de la estantería arriba, donde los guardaba para que el niño no los cogiera. Cogí uno y era Amos de títeres Amos de títeresde Robert A. Heinlein que en aquella edición se titulaba Titán invade la Tierra. Los que invaden la tierra son como una especie de babosas que se te cuelgan en el cuello, hacen dendritas, se meten en su cerebro y se apoderan de tu voluntad. Típica novela de guerra fría, los soviéticos y tal y cual. Si tú lees esto a los nueve años estás tarado de por vida. Así que lo siento, estoy tarado de por vida.
En Asimov, Clark o Heinlein buscar una metáfora o una figura literaria es casi un imposible metafísico
P: ¿Por qué está históricamente denostada la literatura de ciencia ficción?
R: Siempre ha habido una acusación general a la ciencia ficción de que es mala en lo literario y era cierto en el sentido de que en Asimov, Arthur C. Clark o Heinlein buscar una metáfora, un tropo, una figura literaria, es casi un imposible metafísico. Esto no ocurre hoy día cuando hay gente como Dan Simmons que ha hecho Hyperion o Neal Stephenson con Criptonomicón. Aun así, sigue teniendo la etiqueta de ser pobre en lo literario pero en cambio muy rica en el ámbito de las ideas, de la especulación.
P: La especulación es la base de esta literatura.
R: Hay dos cosas: la especulación en preguntarse "qué ocurriría si" y ahí meter una hipótesis que todavía no es real y luego, si está bien hecha, la descripción de una sociedad distinta y exótica por efecto de la ciencia y la tecnología. Esto último le aporta un sentido de la maravilla o del exotismo que también aparece en las novelas históricas o en la narrativa de viajes. Para mí son importantes esas dos cosas, la especulación y la maravilla y luego la riqueza literaria.
P: ¿Qué diferencia hay entre la fantasía y la ciencia ficción?
R: Yo tenía un conocido que decía que en el cine el género dependía del decorado. Star Wars es básicamente una historia de fantasía con los mismos elementos y ordenados de la misma manera que Willow pero una película se considera ciencia ficción y la otra fantasía. Yo creo que la fantasía, de alguna manera, es generalmente más sencilla de leer, porque describe un tipo de mundo que tú conoces. Cuando el lector se acerca a la ciencia ficción suele ver un mundo muy diferente al suyo y tiene que intentar suspender la incredulidad a la que se enfrenta en las primeras páginas.
Este género tiene ese sentido de la maravilla o del exotismo que aparece también en los libros de viajes.
P: Usted es un firme defensor de la ciencia ficción dura (hard SF).
R: En la ciencia ficción como yo la entiendo tiene que haber una cierta acotación originalmente centrada en la ciencia. Viajar a velocidades más rápidas que la luz es fantasía, eso Einstein ya nos contó que no se puede hacer pero lo consideramos ciencia ficción porque admitimos algunas convenciones más o menos establecidas. Yo he conocido a grandísimos autores que no tenían ni idea de Ciencia pero pienso que si haces algo de ciencia ficción e incluyes Ciencia en la historia, hazlo de manera que a un lector interesado, inteligente y un poco conocedor no le parezca completamente inverosímil.
P: Eso no impide que muchas historias no envejezcan bien.
R: Ese es un problema de siempre, la caducidad. Mira por ejemplo 1984 de 1984Orwell con lo cual ya casi nadie se atreve a decir cómo será el mundo dentro de 300 años. Sí pueden decir cómo será dentro de 20, inventándose nuevos gadgets tecnológicos, robots, inteligencias artificiales, nuevos procedimientos de biotecnología, ingeniería genética... Es es lo que llaman el near future. El futuro cercano tiene una gran ventaja, como te describe un mundo como el nuestro esa inverosimilitud que solía haber antes con más frecuencia se reduce porque sitúa la acción en nuestro mundo.
Ya casi nadie se atreve a decir cómo será el mundo dentro de 300 años
P: Aún así la ciencia ficción siempre se ha visto como un aviso de lo que nos puede deparar el futuro.
R: Decía el científico y escritor David Brin que la ciencia ficción actúa como una profecía auto preventiva. El autor observa un rasgo malo de su presente, lo exagera situándolo en el futuro y monta una sociedad distópica en la que nadie querría vivir. Hasta tal punto que Brin llegó a decir que el 1984 que hemos vivido no es como lo imaginó Orwell, gracias a que Orwell lo imaginó y nos previno de no hacerlo. Está muy rebuscado, pero queda bonito.
P: Y después están los que parecían tener una bola de cristal.
R: ¿Lo dices por Julio Verne? En realidad era un autor muy bien informado. Mucha gente cree que Verne inventó el submarino y ni de broma. Usa el submarino y le pone el mismo nombre Nautilus que le había puesto Robert Fulton a un proto submarino de cuatro plazas que en 1801, sesenta y pico años antes de la novela, había enseñado a Napoleón. Y había otros ejemplos que parecen una predicción y no lo son. Una cosa que sí está predicha en la ciencia ficción es Internet. Un señor que se llamaba Murray Leinster en marzo del 1946 publicó el relato Un lógico llamado Joe. Los lógicos no eran más que un televisor con teclas en lugar de diales que, conectado gracias a un teléfono, puede comprar entradas de cine y de teatro, consultar datos de una enciclopedia y enviar y recibir mensajes de sus amigos. Esto en 1946 y el proyecto científico de Internet es de finales de los 60.
P: Un género, como vemos, durante años dominado por escritores pero con autoras destacadas que sólo ahora se están empezando a valorar en su justa medida.
R: Hoy día la mejor ciencia ficción que se escribe es la que se basa en las ciencias blandas como Sociología, Psicología, Economía o Historia. En ese ámbito hay autoras muy recomendables empezando por Ursula K Guin, Joanna Rush, Octavia E. Butler, está Nancy Kress, Sheri S. Tepper o Elizabeth Moon. Tienen el añadido además de que suelen describir sociedades distintas en donde la relación de poder entre los géneros no es la misma que se da en nuestra sociedad patriarcal y eso es muy interesante.
P: Como editor ¿Qué opinión tiene de la ciencia ficción española?
R: El problema de la ciencia ficción en España, y lo digo con todo el sentimiento porque yo también escribo ciencia ficción, es que está hecha por aficionados. Lo digo en el sentido de una persona no se puede ganar la vida con ella con alguna excepción. Los autores tienen que hacer otra cosa. Son profesores de instituto o traductores de inglés que escriben ciencia ficción a ratos perdidos con lo cual no se puede dar el caso de un profesional americano que está a todas las horas del día trabajando en su próxima novela. Así que cuando surge un buen autor en España es porque tiene unas capacidades impresionantes
P: ¿Por ejemplo?
R: Rafa Marín, por ejemplo, con Lágrimas de luz, Juan Miguel Aguilera con La locura de Dios. Otros como Javier Negrete Javier Negretehan acabado haciendo novelas históricas pero empezó con ciencia ficción. Gente como César Mallorquí o Elia Barceló que visto que el mercado de ciencia ficción escrita por españoles no sale rentable se pasaron primero a la novela juvenil y ahora Elia Barceló, por ejemplo, está haciendo novelas de mainstream general.