El talento de Kika es para perder la cabeza. Sus transformaciones son de película pero sin efectos especiales. A esta artista de origen serbio le basta pintura neón y un fondo negro para conseguir lo imposible... Sin ordenador ni trampa ni cartón se convierte en un dibujo animado, en una momia o un monstruo. Esa sensación inexplicable de nudo en el estómago. Ella es capaz de ilustrarla.
Mucha imaginación y de 6 a 8 horas de trabajo. Una auténtica caja de sorpresas, mucho más que habilidad con el maquillaje. Se ha hecho famosa gracias a colgar sus vídeos en Internet.