Una novela o una película no estaría completa si no cuenta con todos los engranajes que hacen que el personaje principal brille. Y esos son los secundarios, los que están al lado del protagonista, ayudándolo con sus rasgos a perfilar sus virtudes y sus defectos.
A ellos, sin los que no se explica la historia con mayúsculas, está dedicado El peón (Editorial Pepitas). Una crónica literaria que esta semana nos recomienda Paco Goyanes, de la librería Cálamo de Zaragoza (plaza San Francisco,4).
El periodista Paco Cerdá rescata la historia de Arturo Pomar, el niño prodigio del ajedrez en la España de posguerra y su mítica partida contra Bobby Fischer en 1962. El primero fue un símbolo del franquismo. El segundo, peón de Washington durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Aquel duelo, y los 77 movimientos de la partida, le sirven de excusa al autor para tejer una original historia sobre la vida de otros secundarios que se entregaron a una causa política en la España franquista o en los Estados Unidos de Kennedy a inicios de los 60.
Comunistas, maquis, republicanos, activistas antinucleares o luchadores antirracistas del Black Power aparecen por el libro como ejemplo de peones que se sacrificaron, luchando contra la dictadura o el capitalismo y pagando un precio de muerte, cárcel, exilio o soledad.