Han pasado cien años y hay un suceso que aún perdura en la isla de Lanzarote. 9 de mayo de 1919. Aparece un cuerpo sin vida de una mujer en una casa de Teseguite. La mujer, María Cruz Bello, había sido degollada por tres vecinos ebrios que la mataron para robarle. A partir de ese momento se desencadenará en la isla el peor de los miedos, el colectivo. Esta trágica historia la recoge ahora Concha de Ganzo en el libro El crimen de las hermanas Cruz, que esta semana nos recomienda Armando Medina, de la librería Casa del Libro (Paseo de Tomás Morales, 44) de Gran Canaria.
En ese año, Lanzarote apenas tenía 21.000 habitantes y las tasas de analfabetismo superaban el 70 por ciento. Era una isla sumida en la sequía y la pobreza y los tres verdugos no responderían de su crimen hasta muchos años después. Las maniobras de poder, el silencio temeroso, no señaló a los verdaderos culpables, protegidos por los caciques del lugar para los que trabajaban. La culpa recayó en la hermana de la asesinada, Petra.
La huella de este terrible asesinato, que publica Ediciones Remotas, no sólo ha sido literaria, sino que ha calado hondo en la memoria colectiva como ejemplo de la injusticia en una época donde el miedo al poderoso, al intimidador, a la mano que te daba de comer era más importante que decir la verdad. Según la autora, con la publicación del libro cierra una historia que la persigue desde finales de los años ochenta, cuando llega a Lanzarote y alguien le cuenta la tragedia.