Inma Franco es una influencer de 21 años que desde que le alcanza la memoria lleva escuchando la misma pregunta: "¿Qué te pasa en la cara?". Harta de repetirlo hasta la saciedad decidió explicarlo por última vez en un vídeo que colgó en TikTok, la red social en la que tiene más de 300.000 seguidores. Este gesto, realizado en un momento de "bajón", según confiesa a NIUS, le ha cambiado la vida.
En apenas unas horas el vídeo se hizo viral. Cientos de miles de personas empezaron a compartir en las redes sociales el testimonio de esta joven extremeña que padece el síndrome de Saethre-Chotzenl, una rara enfermedad que le ha obligado a pasar por quirófano en cinco ocasiones para realizarse operaciones faciales y que le ha dejado secuelas visibles por las que ha sufrido bullying.
La repercusión del vídeo fue inesperada para Inma, que empezó a pensar en escribir su historia con el objetivo de ayudar a otras personas en situaciones similares a la suya. Como por arte de magia, una semana después -para demostrar que los sueños se cumplen- una editorial contactó con ella. El resultado se llama Acéptate, un libroAcéptate, e, pero también deja abierta la puerta a la esperanza.
Pregunta. ¿Qué significa Acéptate para ti?
Respuesta. Es la oportunidad de contar mi historia. Una historia de superación, de amor propio, de aceptarte y quererte tal y como eres, algo que me ha costado muchos años y mucho sufrimiento alcanzar.
P. Porque el síndrome que padeces lo tienes desde niña...
R. Cuando tenía tres meses el pediatra notó que ya se me habían cerrado los huesos de la fontanela y que mi cráneo había dejado de crecer, mientras que mi cerebro tenía que seguir haciéndolo. Les dijo a mis padres que había que operarme, porque si no poco a poco yo iría perdiendo todos los sentidos y me quedaría en estado vegetal.
Me operaron el 14 de febrero, por eso digo que esto ya empezó como una historia de amor. Fue una operación muy arriesgada. Duró diez horas y me abrieron la cabeza de oreja a oreja, y hasta me tuvieron que coser los ojos para que no sufrieran ningún daño, pero salí adelante. Fue la primera de todas las intervenciones que vendrían después.
P. Te dejó unas secuelas físicas visibles...
R. Sí, a medida que mi cabeza fue creciendo, al no poder desarrollarse de manera normal, la frente se me hundió un pozo, el ojo izquierdo se me bajó unos milímetros y el tabique nasal se me torció. Por eso vendrían el resto de operaciones, para corregir esas pequeñas imperfecciones.
P. ¿Fue ese rostro, ligeramente diferente, el que provocó el bullying?
R. Al principio sí, pero luego derivó en otra cosa. Lo más duro llegó en Secundaria cuando me empezaron a llamar "guarra". Me decían que llevaba el pelo sucio, que no me lo lavaba nunca. Me culpaban por una supuesta falta de higiene y a nadie le interesaba saber el por qué, que mi pelo estaba así, graso y apelmazado, por los productos que me tenía que echar para curar las cicatrices de mi cabeza. Mi madre me compraba los mejores champús, pero no mejoraba mucho. Me pusieron la etiqueta de "guarra" y no fui capaz de quitármela. Es muy duro vivir señalada, en la calle, en el Instituto...
P. ¿Y no encontraste apoyo en los profesores?
R. Nadie me apoyó, al revés, hicimos un viaje a Londres y una profesora me llamó guarra delante de mis compañeras de habitación. A la vuelta empezó la auténtica pesadilla. Había profesores que incluso hacían bromas al respecto. Amenazaban al resto de los alumnos con sentarlos a mi lado si se portaban mal. Me colocaron en una mesa sola al final de la clase...tanto me lo repitieron que me llegué a sentir un monstruo. Hasta las orientadoras me decían que el problema lo tenía yo. Me decían "mira cómo llevas el pelo, mejor que antes de entrar en clase pases todos los días por aquí para que te digamos si eres apta o no para entrar en el aula".
P. Eso es una humillación total...¿Y no se lo contaste a tus padres?
R. Al principio me lo callé, se enteraron porque les llamaron desde el colegio para decirles que tenía problemas. Al final decidimos cambiar de instituto y todo cambió a mejor.
P. ¿Ya habías tocado fondo?
R. Sí, me pasó muchas veces por la cabeza la idea de saltar por la ventana y acabar con todo el sufrimiento e incluso llegué a escribir una carta para explicar cómo me sentía por si finamente optaba por esa opción que ahora me parece una locura.
P. ¿Y cómo saliste de ahí?
R. Pues con ayuda, reflexionando mucho. Decidí que si la gente me había colgado una etiqueta que no era cierta era porque realmente no sabía cómo era yo, y decidí utilizar las redes sociales para explicarlo. Quería desmentir todo lo que se rumoreaba de mi que no era cierto. Y empecé a decir lo que sentía, lo que pensaba, lo que me preocupaba y poco a poco empecé a tener miles de seguidores. Cuando publiqué el vídeo de Qué te pasa en la cara ya tenía 100.000, después de eso se duplicaron y ya voy por 300.000.
P. ¿Te han servido de terapia las redes entonces, te han ayudado mucho?
R. Sí, encontré por fin alguien que me escuchaba, una audiencia que me apoyaba. Aprendí a conocerme, que llegó un momento en que no sabía ni quién era, a valorarme y a creer que los sueños, con esfuerzo, se pueden hacer realidad. Lo que me han aportado a nivel personal ha sido brutal.
P. No mucha gente puede presumir de haber escrito un libro a los 21...
R. La verdad es que estoy muy orgullosa. Me encanta escribir, así que quizás no sea el último. Ahora acabo de hacer la EBAU, porque cuando tenía tantos problemas repetí. Dejé de estudiar una temporada porque sentí que no valía para ello pero cuando recuperé mi autoestima los retomé y el curso que viene voy a hacer Filología Hispánica. Me gustaría ser profesora.
P. ¿Para inculcar más valores a los jóvenes?
R. Eso me encantaría. Enseñarles a respetar lo diferente, a escuchar antes de juzgar, que es lo que hicieron conmigo.
P. ¿Qué te gustaría que trascendiera de tu libro?
R. El mensaje, que aunque lo pasemos mal en la vida, aunque lo veamos todo muy negro siempre hay una salida, un escape que nos permite salir adelante. Que hay que centrarse en lo positivo y de lo negativo aprender.
P. Que hay que quererse...
R. Como digo en mi libro, hay que aceptarse, somos preciosos tal y como somos, no necesitamos cambiar nuestra forma de ser ni nuestro físico para contentar a nadie, porque si una persona no te quiere como eres, no es digna de tu compañía.