El hallazgo de cientos de sitios ceremoniales mayas sugiere que su calendario ya se usaba hace 3.400 años

Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona ha descubierto a través de la teledetección aérea casi 500 complejos ceremoniales prehispánicos en el sur de México que sugieren que los antiguos centroamericanos pudieron haber diseñado sus ciudades en torno a una iteración temprana del calendario maya. Muchos de estos 478 complejos parecen estar basados en un prototipo de ciudad construida alrededor del 1.400 A.C., y no habían sido descubiertos, examinados o excavados hasta ahora, según informa 'Live Science'.

El método de detección remota, llamado Lidar, indica que muchos de estos complejos estaban orientados con la salida del sol en ciertos días importantes y parecían usar el número 20, que es la base de calendarios escritos posteriores, como su unidad fundamental.

"No tenemos el calendario escrito todavía", dijo Takeshi Inomata, arqueólogo de la Universidad de Arizona e investigador principal del nuevo estudio. "[Eso] viene mucho más tarde, varios siglos después que estos sitios. Pero esta es una señal muy clara de que en realidad la gente ya tenía un sistema de calendario que se basa en el número 20", explica.

Calendarios mayas y arquitectura mesoamericana

El calendario que parecía fundamental en la construcción de estos sitios no es el famoso calendario maya que, según algunos, predijo el fin del mundo en 2012, sino el calendario Maya de Cuenta Larga, que fue diseñado para llevar un registro de períodos de tiempo muy largos.

Por períodos más cortos, los mayas también trabajaron con el calendario de 260 días Tzolk'in, que utilizaban para la programación de los rituales religiosos, y el Haab, 'un calendario de 365 días sobre la base de la rotación de la Tierra alrededor del sol. Tanto el calendario Tzolk'in como el de Cuenta Larga usaban ciclos repetidos de 20 para contar los días. Las versiones escritas del calendario de Cuenta Larga se encuentran desde el año 800 d.C. y posteriores.

Los sitios descubiertos por Inomata y sus colegas son en su mayoría mucho más antiguos que eso. Aunque aún no se conocen las fechas exactas, el más antiguo de los sitios es anterior al 1000 a. C., y los más recientes probablemente se construyeron antes del 250 d. C., que fue el comienzo del período Clásico Maya, el pico de la civilización maya.

Muchos de los sitios comparten un diseño similar, con una gran plaza delimitada por una gran plataforma rectangular en un extremo y alineada al este y al oeste con 20 plataformas más pequeñas. "Veinte parece ser un número significativo", dijo Inomata, lo que quizás indique que los constructores de estas estructuras ya estaban usando el sistema de conteo de base 20.

Orígenes de la civilización en América Central

La nueva investigación también detalla una imagen más completa de cómo se desarrolló la civilización en América Central. La región de estudio cubre tanto áreas mayas como áreas que fueron el hogar de los primeros pueblos olmecas, quienes construyeron colosales cabezas de piedra y pirámides de más de 30 metros de altura. Pero la vegetación densa significa que la arqueología puede ser difícil, y muchos montículos que esconden estructuras y artefactos se mezclan con el paisaje. En parte debido a este registro arqueológico irregular, no se sabe mucho sobre cómo interactuaron las civilizaciones olmeca y maya.

Una gran pregunta, según Inomata, es si los olmecas influyeron en los mayas o si los mayas se desarrollaron en gran medida de forma independiente. Otra pregunta es cómo la jerarquía social jugó un papel en la construcción organizada de las ciudades. Una nueva investigación sugiere que los primeros constructores de muchos de estos centros de población fueron cazadores, recolectores y agricultores que pudieron haberse mudado estacionalmente o cada pocos años. No parecían tener una jerarquía social estricta. "No era una sociedad gobernada por reyes, pero la gente se unía y luego emprendían un gran proyecto", dijo Inomata.

Lidar, método de detección remota

El Lidar, abreviatura de Light Detection and Ranging, penetra en la vegetación a través de un láser pulsado y muestra información tridimensional sobre las características de la superficie, revelando estructuras ocultas bajo los árboles y el suelo. Los datos del Lidar fueron recopilados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México y cubrieron un área de un tamaño aproximado a la isla de Irlanda.

El estudio, el más amplio realizado en la antigua Mesoamérica, ha abarcado todo el estado de Tabasco, el sur de Veracruz y partes de Chiapas, Campeche y Oaxaca.