La vida de Halima Aden da para un filme de Hollywood. Hija de padres somalíes que huyeron de la guerra en su país, nació en un campo de refugiados en Kenia. Cuando tenía 7 años, su familia y ella se fueron a vivir a Minnesota (Estados Unidos), donde creció con normalidad y se coronó como la ‘reina del baile’ de su instituto, la primera con hiyab.
En ‘Miss Minnesota’ participó con el velo y en burkini. Desfiló con hiyab en las pasarelas más importantes del sector y apareció en ‘Sports Illustrated’. Pero ahora cuatro años más tarde, tras alcanzar la cima Halima dice adiós. Dice que la industria la ha hecho alejarse de sus creencias. Sus padres, que tampoco veían con buenos ojos la profesión prefiere que se centre en sus labores proderechos humanos y desde ahí recuerde de dónde viene.
La musulmana de 23 años ha compartido con sus seguidores de Instagram los motivos de una decisión inesperada. “Solo puedo culparme a mí misma por preocuparme por las oportunidades que por lo que realmente estaba en juego”, afirmaba Halima, que también culpaba a la industria de que no contrataran a más estilistas musulmanas para no dejar de lado lo que verdaderamente le importa: su religión. Unas frases que acompañaba de imágenes en las que se podía comprobar cómo algunas marcas le convencieron para llevar estilismos que no eran respetuosos con sus creencias.
“Recuerda, no tuve a nadie antes que yo para allanar el camino, así que los errores son parte de la experiencia de aprendizaje. Lo hice pero eso no es suficiente. Debemos tener estas conversaciones para cambiar el sistema de verdad”, manifestaba la joven que ha sido portada de Vogue o Elle.
“Estoy orgullosa de ti por mantenerte fiel a tu integridad. Eres una verdadera luz y alegría desde que te conocí. Espero que nuestros caminos se crucen en otras capacidades para seguir subiendo y brillando”, escribía Naomi Campbell en una de sus últimas publicaciones en Instagram.