Es uno de los momentos más intensos para los amantes de la fotografía meteorológica. 'Cazar' un relámpago es oro. Por su atractivo visual y por el desafío que supone fotografiar un fenómeno que no se sabe dónde se va a producir, los rayos son, sin duda, una de las formas más emocionantes de disfrutar de tu cámara. te ayudamos a sacar el máximo partido.
Nuevos récords
Un comité de expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha establecido este mes dos nuevos récords mundiales de distancia y duración de un solo rayo. Teniendo en cuenta la distancia, el récord lo tiene un rayo que cayó en Oklahoma (Estados Unidos), cubriendo una distancia horizontal de 321 kilómetros. Y si tenemos en cuenta la duración, un relámpago sobre el sur de Francia en 2012 se prolongó de forma continua durante 7,74 segundos.
Pero no es lo más normal tener 7 segundos para fotografiar un rayo, así que tenemos que recurrir a ciertas técnicas para lograr con éxito nuestro objetivo. Capturar una buena imagen de un rayo no es una tarea sencilla y, en muchos casos, es algo vocacional. "Como se suele decir, se nace y no se hace. Desde pequeño ya me gustaba ver las tormentas durante la noche y no comprendía como otros niños le tenían miedo", recuerda José Antonio López Medina, uno de los 'cazatormentas' más conocidos de nuestro país y fundador de la web www.cazatormentas.net, que nos desvela alguno de los trucos a tener en cuenta para conseguir una buena imagen de un rayo.
1. Lo primero, la observación
El "efecto sorpresa" de un rayo hace que nuestra capacidad de éxito en esta tarea dependa mucho de la suerte. Pero para que no nos veamos limitados al azar tenemos que tener en cuenta ciertas técnicas.
"Siendo buenos observadores del cielo podemos sacar bastantes conclusiones", nos señala el fotógrafo de tormentas. "Por un lado, la experiencia de haber contemplado otras tormentas en el mismo lugar nos puede dar una pista sobre el camino que suelen seguir o las zonas más propensas para que caigan en tierra: a menudo los sistemas tormentosos siguen trayectorias parecidas aunque sean jornadas diferentes y situaciones meteorológicas distintas", apunta.
Por otro lado, "es fundamental observar el cielo unos minutos antes de empezar a realizar fotos para detectar el foco o focos más activos en esos momentos, qué movimiento traen las nubes, para anticiparse a la zona con más posible actividad en los próximos minutos o con qué intervalo de repetición están viéndose las descargas. Es algo que podemos hacer mientras situamos el trípode, para ver de dónde llega el viento para poner la cámara a mejor recaudo", aconseja López Medina.
También, otro elemento a tener en cuenta antes de ponerse a fotografiar es conocer el tipo de nubes que producen tormenta o ayudarse de radares de lluvia o de descargas eléctricas, que nos den pistas sobre la evolución inmediata de las tormentas.
2. La noche puede ser un aliado
Fotografiar un rayo durante la noche es más sencillo que durante el día, "gracias a que podemos dejar la cámara varios segundos con el obturador abierto, sin que se vele la imagen, por lo que las probabilidades de éxito aumentan", nos explica el experto. "Durante el día tenemos que usar la técnica del disparo en ráfaga forzosamente y hace más difícil la captura", añade.
La ráfaga es recomendable si estamos ante una tormenta muy activa, que nos ofrece muchas posibilidades de capturar un rayo diurno. "El problema es que maltratamos la cámara, el mecanismo de apertura-cierre no tiene vida infinita y en una sesión intensa podemos realizar cientos de fotografías", detalla.
3. También la creatividad tiene aquí el poder
La técnica para fotografiar este fenómeno "se puede coger con la experiencia, leyendo o haciendo cursos de fotografía… pero no cabe duda de que también depende de que éste caiga en algún elemento de paisaje interesante o muy cerca y ayuda bastante elegir un encuadre con encanto: el mar, una panorámica de la ciudad, algún edificio histórico o abandonado: la creatividad es otro factor a tener en cuenta", señala el "cazatormentas".
4. El trípode es fundamental
Salvo con la ráfaga durante el día, el uso de un trípode es fundamental en estos casos, ya que nos permite realizar fotografías de varios segundos con nitidez. "Si tuviéramos la cámara a pulso el paisaje saldría borroso por nuestro movimiento, el viento o a causa del momento de apretar el botón", nos aconseja López Medina.
5. Los rayos nube-tierra o nube-mar, los más fotogénicos
Existen diferentes tipos de rayos, de hecho, la mayoría de los trazos de un rayo se producen dentro de una nube, por lo que no vemos la mayoría de los que se producen durante una tormenta. Teniendo en cuenta su lugar de impacto, entre los rayos más comunes de ver "siempre dan más juego los nube-tierra o nube-mar", comenta José Antonio, también un apasionado de "los rayos de nube-nube tipo araña, ya que suelen ser muy fotogénicos". Y cómo no, de “rarezas como los rayos bola o los sprites, tan extraordinariamente difíciles de ver pero tan espectaculares en la fotografía", comenta.
6. No correr riesgos innecesarios
"Si vamos a fotografiar en la intemperie debemos estar suficientemente lejos del foco de la tormenta", apunta. La lluvia y el viento, además, pueden afectarnos, y no solo a nosotros, sino al equipo fotográfico. Por ello, a juicio de este profesional, es aconsejable disponer de una terraza cubierta, sin cristalera delante, para que no afecte a la fotografía.
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