Eric Díaz, un joven de 15 años con autismo, es todo un ejemplo de talento, superación e integración que, a su edad, ya ha mostrado su maestría con el violonchelo en el Gran Liceo de Barcelona.
Cuando empezó, a los dos años, el chelo era más grande que él y desafinaba: “Cuando salíamos de las clases de chelo yo decía: pero qué estoy haciendo aquí”, cuenta su madre, Mónica Vera. Sin embargo, “el insistir e insistir” de madre e hijo fue una clave del acierto.
Con solo 15 años, Enric ya ha tocado en el Teatro Real y en el Palau de la Música. Sobre el escenario se olvida de que tiene TEA: “No tocas peor por tener cierta discapacidad. Todos somos iguales”, señala.
Todos sus compañeros de la Fundación GrupoSifu son unos artistas. A Eric su pasión por el chelo le hace feliz y poderoso, y ha vencido muchos obstáculos: “Por las dificultades que él tenía en el tema de la motricidad fina, todo el tema de expresión, de mirar a los ojos”, explica su madre.
Ahora, su ambición no queda ahí: “Mi sueño sería tocar en una orquesta de Europa”, señala Eric.