Victoria Camps, filósofa: "Cuidar es un derecho y un deber que nos afecta a todos"
La filósofa considera que la robotización de los trabajos tiene que provocar un aumento del tiempo dedicado a no producir
"Los poderes públicos deben hacerse cargo de los cuidados como una tarea más en la que tienen que implicarse"
Camps señala que la libertad no está por encima de la obligación que tenemos de cuidarnos en una sociedad democrática
Victoria Camps (Barcelona, 1941) es una de las filósofas españolas de mayor prestigio en el panorama español. Con una vida repartida entre la docencia y la responsabilidad política (fue senadora por el PSC en la legislatura de 1993 a 1996), el feminismo y la ética pública han marcado su vida. Ahora, marcada por el paso de la pandemia, publica Tiempo de Cuidados (Arpa, 208 pag), un trabajo en el que propone una crítica a la sociedad que se ha olvidado de una de sus principales funciones: cuidar y otorgar seguridad a sus integrantes.
PREGUNTA: Señala que el cuidado no debe ser tarea única del Estado, ¿se ha olvidado la sociedad de la importancia de cuidarse porque se ha centrado únicamente en la competición entre sí?
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RESPUESTA: La sociedad sigue una lógica que es muy individualista que nos lleva a la idea de cada uno debe preocuparse por uno mismo y hacerse un plan de vida e intentar lograrlo lo mejor posible. Independientemente de lo que ocurra con los demás. Esto es una cosa brutal porque los seres humanos somos más relacionales que lo que esa lógica individualista puede dar a entender. Por eso vivimos en una sociedad muy individualista y competitiva en la que cada uno va a lo suyo. La pandemia nos ha puesto de manifiesto que somos mucho más interdependientes de lo que parecemos. No solo porque todavía esté el virus dando vueltas y haya que defenderse, sino porque las características de la sociedad actual con mucha población envejecida y dependiente hace que tengamos que cambiar el punto de vista. Centrar la relación entre las personas en un valor como el cuidado debería llevarnos a un cambio de paradigma y pasar del individualismo, donde cada uno hace lo que le dicta su razón y sus principios a una concepción donde prime más la ayuda mutua y la concepción por los demás. Donde se recuperen los afectos por unos y otros.
P: Señala que la ética del cuidado es una ética relacional que habla de la necesidad de cuidados y vulnerabilidad que todos vamos a afrontar en nuestra vida en mayor o menor medida, a diferencia de las éticas kantiana y utilitaristas que se centran más en el sujeto. ¿Supone la ética del cuidado un ataque frontal al sistema liberal en lo político y en lo económico?
R: Sí, claro. Al sistema liberal y a la economía capitalista y a la políticas de consumo. Pero también a una teoría filosófica que ha puesto en el centro al individuo y a la razón. Cada individuo es un ser racional que desde sí mismo debe construir su vida y eso ha llevado a poner énfasis en la libertad individual, que es un gran progreso pero que nos ha hecho perder de vista que además de ser libres, hay que ser sociables. Y por lo tanto, hay que saber que tenemos que tener en cuenta que vivimos en un mundo común y que no podemos pensar solo en nuestros deseos y nuestras preferencias sino que también hay que pensar en las consecuencias que tienen sobre los demás.
P: Esa defensa de la libertad como valor supremo ha llegado incluso a convertirse en un reclamo electoral excluyente como lo hemos visto en la campaña electoral en Madrid
R: La libertad ha sido el valor más desarrollado en la modernidad desde la revolución francesa. Se ha convertido en un valor absoluto. Ese exceso nos ha llevado a que en estos momentos hace más falta la solidaridad y tener una visión interdependiente de las necesidades del individuo. Y la derecha ha llegado a patrimonializar la libertad como si cualquier limitación de la libertad no tuviera sentido porque no quiere tener en cuenta esa limitación de la libertad hacia los demás. Cuidar es un derecho que nos afecta a todos. Y si existe un derecho de protección en el estado del bienestar, todos tenemos el deber de cuidar. Y ese deber de cuidar tiene poco que ver con la libertad a cualquier precio.
La pandemia nos ha puesto de manifiesto que somos mucho más interdependientes de lo que parecemos
P: La burocracia ayuda a sistematizar la gestión pero también la desposee de contexto y la deshumaniza cuando hablamos de situaciones de vulnerabilidad, ¿cómo puede aplicarse el cuidado desde los poderes públicos en estas situaciones?
R: Los poderes públicos deben hacerse cargo de los cuidados como una tarea más en la que tienen que implicarse. Hasta ahora los cuidados formaban parte de las familias y en concreto de las mujeres, que debían cuidar tanto a sus hijos como a los ancianos en la última parte de la vida. Con la incorporación de la mujer en el mercado laboral, se hace más patente que el estado del bienestar tiene que incluir esta tarea de cuidados que no puede dejarse a una actuación privada.
P: De hecho, se comenta que el siglo XX fue el de la incorporación de la mujer al mundo laboral pero aún nos falta que los hombres nos incorporemos a las tareas del hogar
R: En la cocina sí ha entrado porque es la zona más creativa. Pero los cuidados son algo más que cocinar y ahí falta más implicación por parte de los hombres.
Tenemos que pasar de una visión individualista de la sociedad a otra en la que prime la ayuda mutua
P: ¿La gestión de las residencias en pandemia es la prueba de que nuestra sociedad no sabe gestionar el cuidado?
R: Hemos visto que las residencias tenían un modelo que no sirve porque estaban excesivamente mercantilizadas y medicalizadas y el cuidado requiere de otras cuestiones.
P: El debate sobre la duración de la jornada laboral ha vuelto a colarse en la discusión pública y uno de los argumentos para reducirla es aumentar el tiempo libre para poder facilitar la conciliación y los cuidados familiares ¿La ética del cuidado debe incluir también la jornada laboral?
R: El futuro de los cuidados pasa mucho por el tiempo del trabajo. En la medida en que se están automatizando muchos trabajos y la robotización está eliminando muchos puestos, tenemos que ser capaces de aumentar lo que se denomina el tiempo de vida, esto es, el tiempo que no dedicamos a producir.
P: Es bastante habitual escuchar a quienes defienden que a la escuela se va a adquirir conocimientos, pero que los profesores no están para educar a la infancia, que eso es competencia de las familias ¿Esto tiene sentido en una sociedad que valore los cuidados por encima de todo?
R: Se habla de los colegios como si solo fueran centros de transmisión de conocimiento y eso es un error. Claro que no tiene sentido concebirlos así. Pensar que en un colegio donde se encuentra un grupo de niños y niñas solo hay sitio para la transmisión de conocimientos es un engañarse. La socialización ya es una forma de educar y de transmitir valores de convivencia que no puede obviarse.