Pedro Almodóvar y Antonio Banderas nos reciben en el hotel Mondrian de Los Angeles, donde el equipo de Dolor y Gloria tiene su cuartel general en los Óscar 2020. Los dos se ven con pocas opciones, pero el manchego está feliz porque ha vuelto a recuperar su corona con esta quinta nominación.
Difícil que suba al escenario. La condición de favorita de la coreana Parásitos lo descarta de entrada. "Yo estaré tranquilo en mi butaca, aplaudiendo a Boon Joon-ho, del que me he hecho muy amigo".
Almodóvar asegura que se acercará a la ceremonia tranquilo. "Me pongo nervioso en el momento de la lectura de las películas. El momento de abrir el sobre es un pico de ansiedad importante. Una vez pasa, la vida sigue".
Aunque confiesa que le encantaría la fórmula de la Asociación de los Críticos de Los Ángeles, donde premiaron Parásitos como la mejor película del año y a Dolor y Gloria, como el mejor filme en lengua no inglesa.
"Demostraría que Hollywood apuesta por la diversidad. Por una apertura a que el cine es universal y que el cine va más allá de si tiene subtítulos o está en lengua inglesa. Sería el resultado soñado".
En la misma encrucijada se encuentra el actor con el que lleva cuatro décadas trabajando. Su personaje de Salvador Mallo en Dolor y Gloria le ha proporcionado un gran reconocimiento, pero el camino de Joaquin Phoenix con su papel en Joker Jokerparece difícil de frenar.
"Él va a ser el ganador", dice convencido. Banderas es el español que ha conseguido el sueño americano, pertenece al star system de Hollywood... "y llega esta nominación en el momento en el que me salgo del star system americano, lo cual me satisface muchísimo, además con una película en español".