Crisis, el nuevo libro Jared Diamond (Boston, 1937), parte de una premisa muy atrevida: que el método para resolver crisis personales puede servir de guía para resolver las crisis de los naciones. No le gusta que algunos califique su nuevo ensayo de terapia personal para países: “Sí, es fácil hacer bromas con esa idea. En algunas críticas hablan de Jared Diamond, el psicoanalista de las naciones. La terapia consiste en sugerir maneras de mejorar. Podemos aprender de la experiencia de las crisis personales y podemos aprender de la experiencia de crisis nacionales”.
El profesor de Geografía humana en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) establece una lista de 12 factores que le sirve de marco para analizar cómo los países se han enfrentado a crisis más profundas y los aplica a siete países de los que tiene “una experiencia personal considerable”: la resistencia de Finlandia frente a la Unión Soviética, el Japón de la era Meiji, Chile antes y después de Pinochet, la matanza anticomunista de Indonesia, la reconstrucción de Alemania, la emergencia de la conciencia nacional en Australia y la crisis que Estados Unidos no quiere reconocer.
NIUS: A la mayoría de sus lectores que le conocen por su aclamado libro Armas, gérmenes y acero (premio Pullitzer, 1998) o por Armas, gérmenes y aceroColapso
Jared Diamond: Mi padre era médico y cuando de pequeño me preguntaban qué quería ser de mayor, yo decía doctor, como mi padre. Estudié fisiología y me convertí en el experto mundial en la vesícula. Durante años enseñé e investigué sobre la vesícula en la Universidad de California.
Se lo pregunto porque empieza su último libro hablando de la crisis personal que atravesó cuando estudiaba en Cambridge.
Casi abandono la ciencia. Los experimentos no funcionaban. Tenía dudas sobre mi capacidad de ser científico. También tuve dudas filosóficas, leía Walden de Thoreau. Walden te dice que debes hacer lo que consideres importante sin preocuparte de lo que piense la gente.
¿Cómo se pasa de la vesícula a la Geografía, el campo en el que se ha hecho popular?
Más bien es cómo pase de la Geografía a la vesícula biliar. Nací en 1937. Crecí con la Segunda Guerra Mundial. En las paredes de mi habitación mi padre puso dos mapas, uno de Europa y otros del Pacífico, y marcábamos con chincheta los avances de las tropas. Crecí con la geografía y viví en Europa a finales de los 50. Yo había tenido una infancia “protegida” en los EEUU, no así mis amigos europeos de mi edad: unos eran huérfanos, otros había sufrido los bombardeos, otros habían perdido hermanos. Eso me marcó: que el lugar en el que has nacido tiene un efecto determinante en tu vida. Así que estaba predispuesto a la geografía y me hacía grandes preguntas de interés general, sobre todo a raíz del nacimiento de mis hijos, que tenían que ver con la geografía y la historia. En 2002 conseguí que mi universidad me transfiriera de la Facultad de Medicina a la de Geografía. No fue fácil pero al final lo conseguí.
De sus libros se puede concluir que la geografía es el destino.
En algunos aspectos sí y en otros, no. A mucha gente le molesta cuando le dices que la geografía es el destino. Creen que el espíritu humano puede superar cualquier reto y yo les digo: vete al Polo Norte en enero en pantalón corto y camiseta y descubrirás que la geografía es el destino. Pero no siempre es el destino. En la península Corea, no hay grandes diferencias geográficas entre el norte y el sur, pero todo cambia dependiendo del lado de la frontera en el que naces. Ahí el peso no lo tiene la geografía sino las instituciones.
El fundamento de su nuevo libro es que las crisis personales y las crisis de las naciones se parecen.
No es sorprendente que se parezcan porque los países están compuestos de millones de personas. Hay similitudes obvias entre las crisis personales y las de las naciones. Por ejemplo, reconocer que estás en crisis. Si tu mujer te deja porque te portas mal y tú no reconoces que te portas mal, no vas a resolver tu crisis. Si un país, como EEUU en este momento, no reconoce que está en crisis, no va a resolverla. Los individuos pueden recibir ayuda de otros o fijarse en el ejemplo de otros para salir de la crisis. Los países pueden recibir ayuda o fijarse en otros modelos para resolver una crisis. Hasta ahí las similitudes. La diferencia es que los países tienen líderes, las personas no. Pueden tener lo que los psicólogos llaman “fortaleza del ego”; los países no tienen “fortalezal de ego”, pero este concepto sirve como metáfora de la identidad nacional.
Sostiene que uno de los factores más importantes es el “cambio selectivo”. ¿Lo puede explicar?
Cuando una persona tiene una crisis, no significa que tengas que cambiar de arriba abajo. Tu matrimonio no va bien, pero sí tu profesión, tienes éxito en el deporte… Tienes que hacer cambios selectivos para resolver tu crisis personal. También en una crisis nacional. Hay que fijarse en qué hace bien y qué hace mal un país. Japón en 1853 se vio forzado a abandonar su aislamiento y tuvo que fortalecerse frente a Occidente, pero eso no significó que se deshiciera de todo. La clave para resolver las crisis es el cambio selectivo.
También importa la identidad nacional.
Siempre que no tengas un exceso de identidad nacional. Alemania tuvo mucha identidad nacional en los años 30 del siglo pasado. Para España hoy es importante que su identidad nacional lo sea para castellanos, vascos y catalanes, que no sea una identidad nacional sólo castellana que excluya a los catalanes. La identidad nacional puede ser una fortaleza pero también dar lugar al nacionalismo y debe ser inclusiva dentro de cada país. Nuestra situación en EEUU no es mucho mejor. Muchos americanos, entre ellos nuestro presidente, dicen “esos no son verdaderos americanos”.
Todo el mundo está de acuerdo en que España vive una crisis territorial, ¿qué nos recomienda?
Recomendaría que lean mi libro porque verán cómo se pueden resolver las crisis. Uno de los factores importantes es buscar modelos. ¿Es España el único país que ha tenido un movimiento de secesión? Por supuesto que no. Holanda tuvo un movimiento secesionista en Frisia. Canada con Quebec, una región rica que habla una lengua distinta, como Cataluña. El Gobierno de Canada ha hecho un esfuerzo enorme para mostrar a los quebequeses que Canada no es un país únicamente anglófono. En Suiza tienen cuatro lenguas. Su constitución reserva un número de escaños para cada lengua y la presidencia es rotatoria. Esto es como si en España se decidiese que seis años de cada 10 años el presidente sería castellano, otros dos años catalán, otro año vasco y otro gallego. Eso podría convencer a los catalanes para que se sientan cómodos en España.
También podemos trasladar la capital política a Barcelona, a ver qué pasa...
Sí, lo pueden discutir.
En Crisis
Es maravillosa. Soy más optimista que mis amigos europeos. Vine a Europa en los años 50. Cuando cruzabas en tren de Francia a Alemania, el tren paraba dos horas en la frontera. Tenías que enseñar tu pasaporte y cambiar el dinero. Ayer vine de Alemania a España, no había control de pasaporte, no tuve que cambiar dinero… Sé que la Unión Europea tiene problemas, pero me gustaría que en EEUU los problemas fueran tan leves como los de la UE.
Considera la polarización política el mayor peligro para EEUU.
La polarización amenaza nuestra democracia. La polarización ha llevado a impedir que la gente vote. A diferencia de Europa, en EEUU tienes que inscribirte para votar. Y algunos estados y distritos están dificultando que se registre gente que posiblemente vaya a votar al partido rival. Si en una democracia la gente no puede votar, no será una democracia real.
Al final del libro habla de la importancia de los líderes en momentos de crisis. ¿Hasta qué punto Trump puede cambiar la historia?
Buena pregunta. Yo mismo me la hago. Mi próximo libro será sobre el liderazgo. Mi impresión ahora es que los líderes marcan la diferencia en tiempos de guerra o cuando son dictadores, cuando tienen más poderes. ¿Cömo influirá Trump? Trump es una persona atípica.
Se supone que EEUU tiene un sistema político de contrapesos que limita el poder presidencial.
Veremos si nuestro sistema de contrapesos es suficiente para controlar a Trump. Hay un procedimiento de destitución en marcha. Veremos
En breve celebramos en Madrid la cumbre mundial del clima, uno de los grandes problemas que señala en su libro. Ya no hablamos de un país, sino del mundo ¿Cómo se enfrenta a una crisis global como ésta?
La pregunta es qué es lo que va a hacer que el mundo se tome en serio al calentamiento global. Vengo de Alemania. Mi editor me ha contado que el año pasado hizo tanto calor que no podía ir a trabajar a su oficina porque no tiene aire acondicionado. Sin embargo, el año anterior fue extremadamente frío. El clima por sí mismo está convenciendo a los alemanes de que el cambio climático es un problema. También está convenciendo a los japoneses. Nosotros, los norteamericanos, necesitamos huracanes aún peores, una fuerte sequía e incendios forestales más devastadores que los que hemos sufrido en California. Si todo eso ocurre, quizá hasta los republicanos empiecen a moverse. La gente aprende cuando se ve afectada.