En casa, con su pareja y su hija de tres años correteando por el salón, relajado y quizá con una botella de cava, así va a ver este 6 de marzo la 35 edición de los Premios Goya Salvador Calvo, director de Adú la película (de Telecinco Cinema) que más nominaciones tiene, 13. Un drama social sobre la inmigración que ha triunfado también en taquilla, pese a que se estrenó un 31 de enero (de 2020), una fecha a priori complicada.
"Tengo que reconocer que mis productores me decían que era una fecha buenísima pero a mi me parecía horrible, estuve peleando para que no fuera ese día. Era la semana después de los Goya y antes de los Oscar, me parecía que iba a ser como un estreno fantasma. Pero el boca oreja funcionó, sumado al apoyo de ACNUR, de Cruz Roja, de Jesús Vázquez... de repente empezamos a tener visibilidad y se convirtió en un taquillazo", cuenta Calvo por teléfono.
Quedan unos días para la entrega de los premios de la Academia de Cine y Calvo se está organizando con su equipo, todavía no sabe si crearan un grupo de WhatsApp para comentarlo o si podrán llamarse. Es una situación atípica, porque este año la ceremonia será atípica, como todo lo que nos está pasando últimamente: solo los presentadores estarán en el teatro donde se celebrará, el Soho Caixabank de Málaga, los invitados y nominados la verán desde casa.
"Nos han pedido que estemos vestidos, yo me pondré de gala, pero claro cada uno hará lo que quiera. Estaremos en nuestras casas y ya eso lo hace diferente. Para el espectador tendrá su morbo también, y tendrá algo de especial, no es lo mismo tus reacciones en tu sillón, en tu intimidad, que en una sala con más gente. De hecho creo que habrá que contenerse", comenta divertido, tras reconocer que aunque le han pedido que intente que su hija no salga en pantalla va a ser difícil: "Le gusta mucho la juerga", ríe.
Al margen de lo distinto que será la ceremonia, los premios siguen siendo premios y sobretodo un reconocimiento que Calvo agradece: "Aunque estamos nominados a 13 premios no me veo ganador, tenemos enfrente a películas muy buenas, hay que ser prudente y vivir el momento. Yo agradezco muchísimo las nominaciones porque son un reconocimiento por parte de los académicos, es decir de mis compañeros de profesión así que, de momento disfruto de eso, de su reconocimiento".
Centrarse en "el aquí y ahora es algo que hemos aprendido este año", comenta Calvo. Esta pandemia que estamos viviendo le llevó a disfrutar de su familia en el primer confinamiento y ahora, cuando el tiempo y la covid se están alargando más de lo deseado, el director trata de llevarlo con paciencia. Se confiesa ya agotado de la situación pero esperanzado: "Seguro que en julio, o quizá septiembre, podremos volver a hacer un poco la vida normal, ir al cine, recuperar la vida de antes". Esa vida en la que pudo recorrerse África buscando a su protagonista, un niño que les robó el corazón y que "se come la cámara". "Llevábamos más de mes y medio viendo niños cuando Moustapha se acercó a Cendrine Lapuyade, la directora de casting y le dijo:Oye blanca, ¿qué haces aquí?. Empezó a hablar con ella y Cendrine no tuvo dudas, era nuestro Adú".
Moustapha Oumarou no sabía lo que era hacer una película cuando se acercó a ello, pero no hizo falta. Aunque le pusieron una entrenadora que le explicaba las escenas, el niño lo lleva dentro. "Yo me había visto muchos making sobre cómo era trabajar con niños. En ocasiones antes de grabar les dicen que se ha muerto su gato o algo así para que lloren, con Moustapha no hizo falta. Voy a hacer un spoiler, en la escena en la que se separa de Massar había unos 150 extras, estábamos en la frontera con mucho lío, lo habitual es rodar una escena tan emotiva y dura a solas, pero él lo hizo ante todo el mundo y a la primera. Cuando dejamos de grabar se hizo un silencio y de pronto todos empezaron a aplaudir. Fue muy bonito aunque Moustapha se moría de la vergüenza", explica el director sobre su protagonista principal. El niño que hace de Adú y cuya historia guía la película.
Un drama social que abarca las duras vivencias de aquellos que dejan sus casas tratando de alcanzar el sueño de una vida mejor.
"Lo que más me llena de satisfacción es que se ha convertido en una película que mucha gente piensa que la tienen que ver sus hijos y que es necesaria para que entiendan qué es lo que está pasando. Que de algún modo Adú pueda ser como un antídoto para esa ultraderecha que usa a la inmigración como arma política".
Y en ese sentido, Calvo confiesa que le le han llamado muchos profesores contándole que han llevado a sus alumnos a verla para explicarles el drama que hay detrás de la inmigración y que hasta un amigo suyo quedó tan impactado con la historia que le pidió consejo. "Me preguntó que podía hacer para ayudar, y le comenté que cada uno podía hacer algo a su nivel. Al poco me llamó para contarme que había empezado a hablar con un mantero con el que se cruzaba todos los días, que se había parado y le había preguntado por su nombre y su historia. Me dijo que gracias a mi película había empezado a verlo como a una persona y que ahora hablaban todos los días. Eso sí que es un premio", comenta feliz.
A la estela de Adú han nacido más iniciativas dignas de mención. Telecinco Cinema y Yelmo Cines donaron parte de la taquilla que se obtuvo con la cinta a la ONG Proyect Ditunga para la construcción de un nuevo hospital en el sur de la República Democrática del Congo. Y no solo eso, Moustapha Oumarou y Zayiddiya Disssou, la niña que hace de su hermana en la película, estarán escolarizados hasta la mayoría de edad gracias a Adú
"Moustapha está feliz, cuando acabó la película nos daba un poco de miedo que se viera afectado de algún modo por todo lo que había vivido, sus experiencias en España la película y demás, pero no, sigue como si nada. Mediaset se ha comprometido a pagar sus estudios y los de Zayiddiya en Benin hasta que sean mayores de edad. Estas son esas cosas que te hacen creer en el ser humano", explica el director contento.
En cuanto a los otros premios, los de cine Calvo confiesa que, además del de mejor director, le haría ilusión ganar el de mejor película "porque es premio para todos", pero sobre todo le gustaría que ganará su equipo: Jaime Colís, el montador,porque es la primera vez que está nominado; Álvaro Cervante, como mejor actor de reparto porque fue una injusticia que no le nominaran en la otra película que hicieron juntos, Los últimos de Filipinas; el de mejor actor revelación para Adam Nourou, el actor que hace de Massar, porque su padre, que le acompañaba al rodaje, ha muerto de coronavirus.
Por ellos, por todos, este 6 de marzo se sentará nervioso en el sillón de su casa. Rodeado de los que quiere y acompañado de un cámara de televisión que grabará su reacción cuando se anuncie el ganador a mejor director, un premio que insiste no cree que vaya para él, pero eso no le quita el sueño.