Enrico Casarosa, director de 'Luca': “La amistad te ayuda a crecer”
Entrevista en NIUS a Enrico Casarosa, el primer director no estadounidense al frente de una película Pixar
Ve la "aceptación social" de la homosexualidad como una "lectura válida" de 'Luca'
"Espero que los adultos también quieran volver a ser niños", declara Casarosa
La infancia suele comportarse como el mejor ejemplo de nuestra memoria selectiva. Los recuerdos almacenados nos traen momentos felices, grandes aventuras y amigos inseparables. ¿Quién no tuvo nunca una persona a su lado con la que se sentía imbatible? Los problemas, en compañía, siempre eran menos. Lo que se va borrando del disco duro son precisamente esas experiencias desagradables que nos hacían inferiores. ‘Luca’, la última película de Pixar, nos lo devuelve todo junto. Los traumas y la forma de vencerlos. Por eso Pixar gusta a todos: a los niños porque saben de esto y a los adultos porque lo supieron. Enrico Casarosa (Génova, 1971), el director, también fue Luca. La historia nace de su infancia en el mar de Liguria junto a su amigo Alberto, nombre que recibe también el compañero de juegos del protagonista.
Habitualmente, a los italianos les cuesta horrores despojarse de su acento cuando hablan inglés. Y, sin embargo, a Enrico le sucede justo al contrario. Tras casi 30 años en Estados Unidos, responde en italiano con acento americano. Debutó como director de cortometrajes en 2011 con ‘La luna’. Y después participó en el equipo creativo de ‘Coco’ (2017), ‘Toy story 4’ (2019) o ‘Soul’ (2020). Sin abandonar nunca el sello Pixar, ‘Luca’ es el primer filme de los estudios dirigido por alguien que no es estadounidense. Actualmente se puede ver en Disney+. Casarosa atiende a NIUS por videoconferencia desde California.
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Pregunta. Así que Alberto ya existía.
Respuesta. Sí, la inspiración viene de mi amistad con él. Lo conocí cuando tenía 12 años, los dos éramos de Génova. Éramos muy distintos, yo era tímido y él muy aventurero. Me marcó mucho y me hizo preguntarme si sería la misma persona si no lo hubiera conocido, sin esa amistad que me hizo crecer. Alberto es todavía un buen amigo, nos hablamos a distancia. Cuando llevamos la película a Génova hace un par de semanas, fue muy bonito reencontrarnos y verla juntos. Ahora es un piloto de la aviación italiana, por lo que ha tenido una carrera brillante.
P. Es decir, que se puede volar sin una Vespa…
R. Sí, ha encontrado el pico más alto para volar de verdad.
P. ¿Cuál sería, entonces, el gran tema de Luca: la amistad, la aceptación social, el bullying, el sentirse extranjero?
R. Mientras escribíamos el guion, teníamos dos ideas fundamentales. Una era la amistad y cómo ésta te ayuda a crecer, incluso cuando tenemos que dejar atrás a los amigos y guardarlos como un recuerdo. La otra era la curiosidad y la aceptación de uno mismo. La idea de los monstruos marinos es una metáfora de todas las formas en las que nos sentimos diferentes. Para aceptarse completamente, Luca encuentra a un amigo que le dice que lo puede conseguir. La curiosidad y la amistad son ese puente entre dos caras que no se conocen entre sí. Sólo así se terminan los prejuicios y los miedos.
P. Algunos han interpretado que ese modo de ser distinto y de aceptarse uno mismo puede ser una señal de homosexualidad. ¿Le inspiró o le molesta que se entienda de esta manera?
R. No me molesta, porque queremos estar abiertos a todas las identidades que uno puede tener como niño. No lo veo como la única lectura, aunque no es la realidad con la que yo he crecido. Mi amigo y yo éramos un poco ‘nerds’, no éramos populares. Esa es mi experiencia, de donde nace la historia. La metáfora de esconder algo, deber aceptarse y tener confianza en sí mismo puede ser válida para todos. Me ha sorprendido que tanta gente lo entienda así, pero me parece bien que cada uno pueda tener su lectura.
P. Son temas profundos, aunque se hable a los niños. ¿Esta película es más infantil que las anteriores de Pixar, sobre todo que ‘Soul’?
R. El reto era contar un mundo de niños desde su punto de vista. Es distinta a ‘Soul’. ‘Soul’ parte de una idea filosófica, que la convierte en más intelectual. Pero lo que a mí me gusta de esa película es que quiere ser algo diferente de un filme de Pixar. Nosotros nos propusimos un reto distinto. Queríamos tratar un tema más íntimo o más simple, pero eso no es nada fácil. Hablamos desde el lenguaje de los niños, pero espero que los adultos tengan también ese sentimiento de querer volver a sentirse niños. Queríamos llevar a toda la gente a este mundo íntimo y divertido.
P. También la nostalgia está de moda…
R. Sí, yo no puedo no ser nostálgico, porque echo de menos no sólo mi infancia, sino también mi tierra. El amor de la distancia te hace querer lo que te falta. Además, como adultos, los momentos de juego cada vez son menos. Pensé que un chapuzón en el agua es bonito porque uno se siente niño y le devuelve esas ganas de jugar.
P. Echa de menos la tierra, pero pasaron por Liguria para hacer la película. ¿Tuvieron éxito con los exámenes de las abuelas sobre la comida, el modo de hablar, y las referencias a este lugar?
R. Sí, estuvimos con el equipo mientras rodábamos. Era importante que todos entendieran cómo era y cómo poder expresarlo. Tuvimos colaboradores, le mandamos la película a alguna abuela, como dices, para que nos dijeran si funcionaba o no. Para mí era importante que pasara el test de italianidad y hasta ahora he escuchado buenas críticas de los italianos.
P. ¿La pasta al pesto pasó el examen, entonces? Con eso no se bromea…
R. No, en eso somos muy serios. Había que hacerlo bien y de forma tradicional. Por eso, añadimos las judías verdes y las patatas en la receta.
P. Hay muchas referencias a la cultura italiana. ¿Las películas, la comida o la música son un símbolo para satisfacer intelectualmente a un público predispuesto a la italianidad y la belleza?
R. Yo quería dar sabor. Y el sabor se vuelve música, comida... Quería introducir muchas pequeñas cartas de amor. En efecto, son elementos para quienes los conocen. Pero también los jóvenes pueden preguntarse quién es Marcello Mastroianni. Quizás unos pocos jóvenes tienen más curiosidad después de verla. Esto viene de mi pasión por el cine, especialmente de esa época de oro italiana.
P. Los años cincuenta en adelante. Pero, hay más referencias, ¿no?
R. Sí, yo descubrí más películas de Fellini en Estados Unidos, cuando comencé a estudiar cine y animación, que en Italia cuando crecí. También Kurosawa y Miyazaki, con ellos he crecido, con sus carteles japoneses. Miyazaki era un poco mi héroe, lo amo desde la infancia.
P. ¿No da pena no poder ver ahora esta película en el cine?
R. Claro. La hicimos para la gran pantalla, pero lamentablemente esta situación mundial nos ha dejado un momento en el que no se pueden ver estas películas en el cine de una manera buena y segura. Al menos en Disney+ puedes volver a verla y fijarte en los detalles que te has perdido. Yo me divierto viendo cómo hablan los personajes en otros idiomas.
P. ¿La animación es un antídoto contra esta forma de ver cine en casa, distraídos, mirando al móvil y pensando en otra cosa?
R. Es lo que más me falta del cine. Allí solo haces una cosa, compartiendo la experiencia con otras personas. No veo el momento de poder volver. No sé si la animación es muy diferente de otros tipos de cine, pero sí es bastante inmersiva, aunque ese problema de la distracción no sé si se irá en casa. Me parece parte del nuevo mundo en el que estamos.
P. Para un italiano que echa de menos su casa, ¿hay algo más bonito que las Cinque Terre?
R. No hay muchos, es un lugar único. Toda Liguria es preciosa. Tenemos demasiado turismo en Cinque Terre, por eso hay que visitar toda Liguria, con lugares menos turísticos como Génova. A mí que me gusta viajar por todas partes, me veo de viejo en una de esas casas sobre la costa.