'Get Back', el 'gran hermano' de los Beatles y el misterio 'casi' resuelto de su gran creatividad
La cinta de Peter Jackson muestra qué condiciones llevaron a los Beatles a ser irrepetibles
El único objetivo de los cuatro de Liverpool era conseguir la mejor música, y por ello fueron muy exigentes
Pero nunca sabremos qué inspiró a Paul para componer ‘Let it Be’ ni a John para inventarse ‘Across the universe’
¿Quién no daría ocho horas de su vida por espiar a Mozart mientras componía su Réquiem, a Beethoven su Sinfonía Pastoral o a Puccini su Bohème? ¿Cuántos músicos, musicólogos y melómanos no dudarían en sacrificar ese tiempo por intentar penetrar en el alma creativa de sus genios predilectos? Pues bien, con la película documental ‘Get Back’, de Peter Jackson, estrenada a finales del pasado año en la plataforma Disney+, todos los aficionados a los Beatles y a la música tienen esa oportunidad de oro.
Por poner un poco de contexto: el documental recoge ocho horas de grabación del álbum ‘Let it Be’ durante enero de 1969, casi un año antes de la separación oficial del grupo. El director Peter Jackson se ha tomado la molestia de ordenar ese inédito metraje, que milagrosamente exhibe una altísima calidad de sonido e imagen. Pero más inexplicable todavía es la ‘impunidad’ de decenas de cámaras y micrófonos para captar conversaciones secretas, silencios incómodos, momentos tensos, pero también risas, juegos de palabras y complicidades de los cuatro de Liverpool.
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Desde su estreno a finales de noviembre se ha hablado mucho del valor que tiene este documental, testigo de la época final de los Beatles, donde se desmienten algunos malentendidos como la relación deteriorada de John Lennon y Paul McCartney y se confirman algunas sospechas como la omnipresencia de Yoko Ono a la manera de un “quinto Beatle’.
Pero poco se ha destacado del ambiente creativo de estos ensayos. Por primera vez podemos mirar con lupa cómo componían Paul, John y George (Ringo se mantiene siempre en un segundo plano). Hay varios momentos llamativos: cuando Paul esboza en su bajo una primera línea de la canción ‘Get Back’, cuando John rellena con una letra absurda una melodía que luego sería ‘Jealous Guy’ o cuando George se presenta en el estudio con una idea bastante terminada de ‘I me mine’. Ninguno tiene formación musical académica, pero su autodidactismo, experiencia y exigencia avalan todas sus exploraciones musicales.
Por hacer una síntesis del proceso, sería como sigue: uno de ellos presenta al resto una idea más o menos vaga sobre una melodía, y los otros le ayudan con los acordes, los arreglos y las voces. Incluso no dudan en cambiar sus instrumentos habituales si así lo requiere la canción: John se coloca el bajo de Paul o George se sienta al piano si ha concebido la canción en ese instrumento. Esa inicial idea se trabaja durante varios días, tiempo en cada uno va aportando su granito de arena, en un proceso que puede resultar algo tedioso, pero con un resultado tremendamente original.
Eso es lo que nunca habíamos visto de los Beatles. Son tres creatividades (de nuevo, Ringo en un plano muy secundario) al servicio de una idea inicial. No son creatividades centrífugas, sino centrípetas, y el centro es esa idea musical inicial, que se ve mejorada en un exigente proceso de prueba y error que no se conforma con el primer impulso. Por poner un ejemplo: Paul y John desarrollan durante varias sesiones la canción ‘Two of Us’, cuya idea inicial habían concebido casi diez años antes. Le dan repetidas vueltas, prueban diferentes estilos, instrumentos y armonías vocales, hasta que al final dan con el mejor resultado.
Lo mismo ocurre con las grabaciones. Su afán perfeccionista hace que interpreten las canciones una y otra vez hasta obtener la mejor versión, como vemos en los casos de ‘Get Back’ o ‘Don´t let me down’. Lo que pretenden es el resultado más original pero también el de mayor calidad, y eso lo saben todos los que están a su alrededor (técnicos, ingenieros, el productor George Martin), que propician el mejor ambiente (casi servicial, atentísimo a todas sus demandas), para generar ese espacio de fecunda creatividad.
Y dicho esto, volvemos al titular de este artículo: ¿han resuelto estas ocho horas de ‘espionaje’ el misterio de la creatividad de los Beatles? La respuesta es no. Nadie nunca podrá saber qué inspiró a Paul el esbozo de ‘Let it Be’ o ‘Yesterday’, ni a John la idea de ‘Across the universe’ o ‘Help’ ni a George los primeros acordes de ‘Something’ o ‘Here comes the sun’.
Pero las ocho horas de ‘Get Back’ sí ayudan a poner en contexto su extraordinaria creatividad. Inconscientemente, pusieron los principios de exigencia, originalidad, humildad y buen ambiente al servicio a un bien mayor: la música. Esas premisas las siguieron manteniendo en la cúspide de su carrera, cuando ya no tenían nada que demostrar al mundo. Quizá sea algo que los artistas y la industria cultural actuales no deberían olvidar.