El ataque de Rusia a Ucrania, además de la tragedia que supone por las consecuencias humanas, económicas y políticas, tiene otra deriva en el plano cultural. Y es que ambos países son participantes habituales en el Festival de Eurovisión, que está previsto que se celebre a mediados del próximo mes de mayo en la localidad italiana de Turín.
Las sanciones que los países y organismos occidentales están empezando a imponer contra Rusia tras la invasión de Ucrania se extienden a otros ámbitos más allá de la economía y la política, como el deporte -el cambio de sede de la final de la Liga de Campeones de fútbol que debía celebrarse en San Petersburgo es solo un ejemplo- o no disputar el premio de F1 en Rusia.
A esta cadena de boicots y exclusiones se acaba de sumar la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que finalmente ha atendido la petición formulada por Ucrania y ha decidido expulsar a Rusia de la próxima edición del festival de Eurovisión, que se celebrará en Turín entre el 10 y el 14 de mayo. La entidad organizadora del certamen se resistía en principio a tomar esta decisión, alegando que el concurso es "un acontecimiento cultural de naturaleza no política", pero, ante las presiones que se han venido sucediendo después de que la televisión pública ucraniana UA:PBC solicitara formalmente la exclusión de Rusia, ha acabado accediendo.
En un comunicado hecho público a primera hora de la tarde, la UER ha señalado que "a la luz de la crisis sin precedentes" que se ha desencadenado en Ucrania, "la inclusión de un representante de Rusia en el certamen de este año provocaría un daño a la reputación" de Eurovisión, una competición, añade, que "promueve el intercambio y el entendimiento internacional".
Lo cierto es que dicho certamen ya ha sido escenario de muchas polémicas por el enfrentamiento entre Ucrania y Rusia, a pesar de que la organización prohíbe cualquier manifestación política de sus participantes o sus canciones.
Cabe resaltar que la primera consecuencia de la escalada de tensión y amenaza rusa sobre Ucrania provocó que la representante de este último país desistiera de participar tras las críticas por ser supuestamente simpatizante de Rusia.
El comité del Vidbir, el proceso de selección de Ucrania para su representante en Eurovisión eligió a la cantante Alina Pash como ganadora el pasado 12 de febrero en una gala televisada en la que el conflicto y el sentimiento nacional ucraniano estuvo muy presente.
La canción de Alina, según 20 minutos, decía cosas como "mi patria, como una niña pequeña, brotará como el trigo dorado", o "las trembitas (trompeta típica de los Cárpatos) se están lamentando por la libertad de mi pueblo", en un tema que suponía todo un canto a la tradición ucraniana y su orgulloso pasado.
Tras haber sido elegida, hubo protestas ciudadanas porque se supo que Alina había viajado a Crimea un año después de que Rusia invadiera esa región ucraniana y se la anexionara por la fuerza.
Además, poco antes de ser elegida representante por Ucrania, posó en redes sociales con un abrigo que tenía los colores de la bandera rusa, lo que desató tal oleada de críticas que provocó que Alina renunciara y que acudieran en su lugar quienes fueron los segundos clasificados en el Vidbir, el grupo Kalush Orchesta, que habían sido por otra parte los más votados por el público durante la gala de selección.
"No quiero esta guerra virtual y el odio. La principal guerra ahora es la extranjera que llegó a mi país en 2014. Ya no quiero ser parte de esta sucia historia. Con mucho dolor en el corazón, retiro mi candidatura como representante de Ucrania en el concurso de Eurovisión", afirmó la artista.
Sin embargo, las tensiones entre Ucrania y Rusia en el entorno de Eurovisión vienen de lejos. Ya en 2009 se dejó ver la enemistad con que ambos países se miraban cuando Rusia, el país anfitrión de aquel año, eligió a Anastasia Prijodko, una joven ucraniana ganadora del concurso de televisión ruso Fábrica de estrellas, que además llevaba una canción cantada en ucraniano.
El representante de la otra finalista, Valeria, presentaba una queja porque ni Anastasia Prijodko ni su canción tenían "nada que ver con la cultura rusa". Enfrente estaba Konstantín Menadze, productor de Prijodko, que veía en su candidata una oportunidad para mostrarse "a favor de la amistad entre rusos, ucranianos, georgianos y todos los demás".
Para Kiev, aquella elección también supuso una afrenta, puesto que Anastasia Prijodko fue incluida en la final rusa en el último momento y después de ser eliminada de la selección de Ucrania para Eurovisión. De hecho, Prijodko puso una demanda contra la Compañía Nacional de Televisión de Ucrania (NTKU) porque, a su juicio, había habido irregularidades en el proceso de selección, aunque los tribunales no le dieron la razón.
En marzo de 2014, Rusia se anexionó la provincia ucraniana de Crimea, incorporándola a su país tras un referéndum de dudosa legalidad en esa región, tradicionalmente prorrusa y después de acciones militares del Ejército de Putin.
Así que cuando ese año llegó en mayo el festival de Eurovisión, las gemelas rusas Tolmachevy Twins recibieron sonoros abucheos desde el público que llenaba el B&W Hallerne de la capital danesa, Copenhague. Tanto durante su actuación como durante las votaciones de la semifinal en la que participaron, el público reaccionó con señales de desagrado y condena, no sólo por el conflicto político-militar, sino por una ley homófoba que se había promulgado en Rusia poco antes.
El Festival de Eurovisión de 2017 se celebró en la capital ucraniana, Kiev, y a la representante rusa, Yúlia Samóylova, se le prohibió la entrada en el país en respuesta a lo que Ucrania consideró una provocación. La artista rusa actuó en Crimea cantando su tema para Eurovisión poco antes del festival, y el Gobierno ucraniano le prohibió la entrada al país durante tres años. Finalmente, Rusia se retiró del certamen, dejando claro que participaría al año siguiente.
Ahora, la Radiotelevisión Pública de Ucrania ha exigido a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que expulse a Rusia del festival por la agresión a sus fronteras. El artículo 2.7 de la normativa de Eurovisión deja claro que no se toleran cuestiones políticas en torno a la celebración.
Moscú aún no ha seleccionado un representante para Eurovisión, pero la televisión ucraniana acusa a Channel One y VDTRK, televisiones rusas, de ser un elemento de propaganda política, lo que según Kiev debería motivar su expulsión del Festival de Eurovisión 2022.