En un clima de absoluto secretismo, los artistas o "carnavalescos" de cada escuela revisan hasta el más pequeño detalle de las carrozas, trajes y aderezos que se lucirán durante el desfile y que giran alrededor de una misma alegoría temática escogida meses atrás.
Tal es el misterio que incluso está prohibida la filmación con antelación de algunos de los elementos de las carrozas para evitar poder dar pistas al resto de escuelas rivales, como constató hoy Efe en una visita a los talleres de la escuela Imperio Serrano.
La competencia es máxima y más en un año en el que la crisis ha llegado también a la fiesta, ya que, según reconocen responsables de Imperio Serrano, algunos de los tejidos y aderezos que utilizan son importados, y con la depreciación del real ante el dólar ahora resultan más caros de conseguir.
Sin embargo, aseguran, la creatividad y el trabajo son las principales bazas en tiempos de crisis de esta escuela, que espera alzarse con una de las seis primeras posiciones de este año.
Bajo el lema "Una leyenda de las sirenas y los misterios del mar", la agrupación carnavalesca del barrio de carioca de Madureira ha imaginado todo un mundo submarino con referencias a los más variados personajes del fondo del mar.
Además de Imperio Serrano, el día 22 de febrero desfilarán en el Sambódromo las escuelas Grande Río, Vila Isabel, Mocidade, Beija-Flor y Unidos de Tijuca, mientras que el día siguiente lo harán Porto da Pedra, Salgueiro, Imperatriz Leopoldinense, Portela, Mangueira y Viradouro.
Cada escuela está formada por bailarines, animadores, coreógrafos, compositores y músicos, hasta llegar incluso a 5.000 integrantes a los que acompañan ocho carrozas.
El jurado tendrá que decidir entre estas doce la que será la mejor escuela de 2009 a través de sus puntuaciones en nueve categorías, que van desde la creatividad hasta la música, la sincronía o la presentación del tema elegido.
Pero lejos del famoso Sambódromo, el Carnaval ya hace días que tomó las calles de Río de Janeiro en su versión más popular con los llamados "blocos" o pequeñas escuelas de samba.
Estas, compuestas por músicos de percusión y animadores, arrastran multitudes en sus apariciones por los distintos barrios de la ciudad y representan la esencia más popular de la fiesta carioca.