Carlos Elsel, el cantautor debutante que convirtió la odisea desde Ghana de su amigo Abdul en canción

  • 'A Home Truth' es su primer disco

  • Una de sus canciones está dedicada a Abdul, su amigo que vino de Ghana dejándolo todo

  • Carlos sube al escenario con su madre Patricia DeVelasco, su espejo en la música

Carlos Elsel tiene 35 años y un sueño: vivir de la música. Su amigo Abdul dejó Ghana y escribió otro sueño, el de su mujer, en un cuaderno. Ese cuaderno lo acompañó en su viaje desde Ghana, era la primera hoja de esa libreta que siempre le acompaña y permanece con él porque su familia y sus dos hijos siguen en su país.

La vida de ambos, de la misma generación se juntó hace tiempo, trabajan juntos y ahora comparten sueño. Porque una de las canciones del álbum de Carlos, Wenensday, su debut en la música, A Home Truth, habla de Abdul y de ese sueño en el que no pide grandes milagros aunque para él y para muchos otros que se juegan la vida en nuestros mares lo sea. Desea Abdul aprender a nadar para poder cruzar el mar, un sueño que consiste en dejar su país para llegar a Madrid...un sueño que Abdul ha hecho realidad sí, pero al que le queda por cerrarse.

Carlos le ayudará con parte de lo que logre ganar con un disco que se gestó a base de pasión y también de sueños aunque no estuvieran escritos en un papel. Carlos Elsel comenzó una campaña de micro mecenazgo con la intención de recaudar 5.000 euros para grabar tres canciones. Al final logró 10.000 y grabó siete porque la última era para Abdul. Y sí, este se emocionó y mucho cuando escuchó su historia convertida en canción.

Lo mismo que se emocionó Carlos en su primer concierto en Rivas VaciaMadrid, "canté tan rápido que parecía que me quería marchar", recuerda, aunque aún cuenta que el aforo más entregado y repleto lo encontró en su primera comunión. Sí, cantó, porque la historia de Carlos con la música es singular. Su relación con ella se fue forjando mientras crecía viendo a su madre, Patricia DeVelasco, aparecer en programas de televisión, tocando en las salas más míticas de la capital y grabando en los estudios con los mejores músicos del panorama por aquel entonces. El niño miraba, asimilaba...

Ahora, paradojas de la vida, canta con ella. Todo un apoyo. Tanto, que asistiendo a un concierto de uno de los mitos de Carlos, Damien Rice, el cantante como siempre preguntó en un concierto si alguien conocía sus canciones. Carlos, a gritos, propuso a su madre y al final los tres cantaron en el escenario. No lo debieron hacer mal porque en otro concierto Damien les buscó entre los fans y volvieron a subir.

Decíamos que Carlos tenía una historia singular con la música, como la de uno de esos amores que están ahí pero no cuajan hasta que salta la chispa, el momento. Y ese llegó en una lesión de rodilla hace un año. Carlos quiere dejar de instalar baños portátiles y se puso a construir canciones. "La música sí puede cambiar vidas", reconoce. La suya la primera porque de no tocar una guitarra hasta los 18 años ha acabado a ir pegado a ella. En el futuro, eso sí, preferiría ir solo con el micro.

Mientras, le queda como a Abdul perseguir su sueño y emular a sus referentes Damien Rice, Glen Hansard, Ray Lamontagne o Paolo Nutini. El primer paso es A Home Truth. Sí, porque Carlos canta en inglés. Otra paradoja. Que tenga suerte. Como Abdul.