La Bauhaus, contada a través de seis de sus principales figuras

AGENCIA EFE 29/03/2011 08:26

Muchas de las creaciones de aquella escuela, desde la famosa silla Barcelona de Mies van der Rohe hasta los muebles de Marcel Breuer o las lámparas de Marianne Brandt, adornan hoy como ayer tanto oficinas como domicilios privados.

El libro de Fox Webber se centra, como indica el subtítulo "Six Masters of Modernism" (Yale University Press), en las biografías de seis de sus integrantes: los citados arquitectos Gropius y Ludwig Mies van der Rohe, los pintores Paul Klee, Wassily Kandinsky y Josef Albers y la esposa de este último, Anni Albers, conocida sobre todo por su diseño de textiles.

Como director que fue durante treinta y cuatro años de la fundación Albers, de EEUU, el autor ha aprovechado abundante material testimonial de primera mano sobre aquel movimiento, que coincidió en el tiempo con la accidentada República de Weimar (1919-1933).

Weber conoció a comienzos de los años setenta a los Albers, los dos últimos supervivientes de la Bauhaus, cuando, trabajando en la pequeña imprenta de su familia en Hartford, Connecticut, colaboró con Anni en una edición limitada de grabados, y ellos se convirtieron en una importantísima fuente de información para el autor.

El primer biografiado es el fundador de la Bauhaus, Gropius, y el autor no pierde la ocasión de ocuparse de la que iba a convertirse en su primera esposa: la famosa Alma Mahler.

Gropius la conoció en 1910 durante una cura en un balneario cuando Alma llevaba ocho años casada con el compositor Gustav Mahler, al que engañaría con el arquitecto, como luego haría con éste tras conocer al pintor Oskar Kokoschka, quien, abandonado a su vez, enloqueció hasta el extremo de crear una muñeca de tamaño real y a su semejanza, para terminar seduciendo y casándose con el poeta y novelista Franz Werfel.

Una personalidad muy distinta de la de Gropius es la de Paul Klee, un artista al que el fundador y otros integrantes del grupo como los pintores Lyonel Feininger y Johannes Itten, invitaron a unirse a ellos en 1920 y al que el primero ofreció hacerse cargo de las clases de encuadernación de libros.

Como explica Weber, el suizo Klee llevó al grupo el espíritu del surrealismo al igual que el tercer miembro del que se ocupa el autor, el aristocrático y elegante Wassily Kandinsky, aportó "el alma rusa": su "actitud intransigente hacia la vida y el arte, su fe en la invencibilidad del espíritu humano venían con él de Rusia".

En la parte dedicada a Mies van der Rohe, el tercero y último director de la Bauhaus (1930-33), tras la etapa un tanto desastrosa del marxista Hannes Meyer, que terminaría con la defección de varios miembros, Weber destaca las diferencias de carácter con Gropius, que había sido como Mies años atrás discípulo del famoso arquitecto Peter Behrens en Berlín.

Mies van der Rohe estaba acomplejado por su origen humilde, en contraste con el estilo de vida que, gracias a su adinerada familia, llevó Gropius desde su juventud, y ya en Berlín habían surgido entre ambos fuertes tensiones.

Mies terminó casándose, sin embargo, con una mujer rica, y se creó una nueva identidad y añadió el aristocrático "van der" a sus apellidos, comenzó a vestirse de manera impecable, pero sobre todo se convirtió en uno de los más influyentes arquitectos del siglo.

Por su parte, Josef y Anni Albers, principales fuentes de información del autor, personifican el destino de muchos integrantes de la Bauhaus, que tras la toma del poder por los nazis partieron a EEUU, donde trabajaron en varias universidades y donde uno de ellos, el húngaro Lászlo Moholy-Nagy, fundaría incluso una Nueva Bauhaus.

Si bien son todos los que están no están todos los que son, "The Bauhaus Group" es un libro ameno y rico en informaciones y anécdotas que ayudan a entender mejor aquel movimiento que surgió para reconciliar la belleza, la sencillez y la utilidad con la producción industrial.

Joaquín Rábago