Es capaz de poner en pie las salas teatrales más famosas de Johannesburgo. Se trata de Musa Motha, un bailarín sudafricano que perdió una pierna a los 11 años. Su sueño era ser futbolista profesional, sin embargo su discapacidad le alejó del objetivo.
Lejos de rendirse apostó por otra de sus pasiones: la de ser deejay. Rápido se dio cuenta de su capacidad para el baile y pasó de un lado a otro de la mesa. Ahora lucha cada día contra los estereotipos con su mejor arma: el baile.