Ningún escritor vivo ha vivido una experiencia comparable a la del autor de "Los Versos Satánicos", libro que provocó la ira del líder iraní, y esta semana, en un evento organizado por la revista literaria Granta, Rushdie confirmó que había llegado el momento de relatarla.
"Estoy ya escribiendo el libro. Me resulta enojoso que otras personas se dediquen a dar versiones de lo ocurrido que no son sino pura basura", explicó Rushdie, según informa hoy el diario "The Times".
Fue el día de San Valentín de 1989 cuando Jomeini hizo un llamamiento público para que se matara a toda persona implicada en la publicación de "Los Versos Satánicos", cuarta novela de Rushdie.
Los nueve años siguientes los pasó el escritor en la clandestinidad, protegido día y noche por agentes del servicio especial de Scotland Yard, lo que puede haber costado al contribuyente británico unos 11 millones de libras (más de 13 millones de euros o 16,8 millones de dólares).
Se cree que vivió en treinta lugares distintos, pero, aparte de algunas apariciones en el último momento en eventos literarios y una vez en el estadio de Wembley, durante un concierto de U2, sus actividades durante aquellos años siguen siendo un misterio.
Algunas librerías británicas que vendían la obra fueron objeto de atentados con bomba, un terrorista saltó accidentalmente por los aires en un hotel londinense, un editor noruego fue herido de bala y el traductor al japonés de la novela murió apuñalado en Tokio.
En Turquía, treinta y siete personas murieron en un incendio provocado que tenía como blanco al traductor turco de la obra.
"Creo que ha llegado el momento de contar la historia. Durante mucho tiempo no tuve ganas de hacerlo. Yo estaba personalmente involucrado y no era nada agradable. Luego lo superé y pensé que lo último que quería hacer era volver a ocuparme de aquello. Claro que había gente que me animaba a hacerlo, pero a mí me interesaba más escribir novelas, cuentos", confesó Rushdie.
Si ha cambiado de opinión, ello se debe en parte a que la Universidad de Emory, en Atlanta (EEUU), que compró en 2006 su archivo personal, lo ha organizado como es debido, aunque The Times cree que también pueden haber pesado en la decisión consideraciones comerciales ya que últimamente los libros de memorias se han convertido en auténticos huevos de oro.
Pero la principal motivación es personal más que práctica o económica, señala el periódico, según el cual Rushdie quiere disipar los mitos en torno a sus años de cautiverio como el de que vivió todos esos años en la casa del músico Bono en un barrio elegante de Dublín o en la del también escritor Ian McEwan.
En 2008, Rushdie se vio obligado incluso a acudir a los tribunales para denunciar las mentiras de un libro escrito por un ex miembro de su equipo de protección, y ganó el pleito.
"Creo que puedo utilizar mis habilidades novelísticas y abordar el material exactamente como si se tratase de una obra de ficción. Es como una novela de no ficción en la yo soy uno de los personajes", explicó Rushdie, que dijo llevar ya escritas setenta páginas.
Un área de posible interés puede ser la polémica que la fatua de Jomeini suscitó entre Rushdie y otros escritores como la feminista Germaine Greer, o los novelistas John Le Carré y V.S. Naipaul, quien se refirió públicamente a aquella condena a muerte como "una forma extrema de crítica literaria".
Puede también resultar de interés lo que tenga que decir el escritor sobre su anuncio, la Nochebuena de 1990, de que había redescubierto su fe musulmana, algo que no le sirvió de nada para aplacar a sus perseguidores, y que años más tarde calificaría como el mayor error de su vida, cometido en un momento de desvarío.
En 1998, el Gobierno iraní se comprometió en público a no llevar a cabo la fatua de Jomeini, aunque ésa no puede revocarse, por lo que en cierto modo el escritor no podrá llevar nunca una vida normal.